Cuando veo que la gente monta en bicicleta, me gusta pensar que en parte es porque tienen una conciencia ecológica desarrollada, no sólo por moda o por hacer bonito. La vida verde o respetuosa con el medio ambiente es difícil en la sociedad en la que vivimos, y no está exenta de contradicciones, ya que o te vas a una cueva a comer bichos, o el 100% eco en todas las facetas de tu vida es imposible de conseguir. Sin embargo, sí que hay algunas cosas que podemos incorporar a nuestras vidas para ser ciudadanos más verdes. ¿Quieres saber cuáles?
En primer lugar, las tres R: reducir, reutilizar, y reciclar. Esto significa que está muy bien reciclar, pero es importantísimo reducir nuestro consumo o al menos reducir el consumo objetos que generen mucha basura; reutilizar nuestras cosas lo máximo posible, reparándolas si hace falta, valorando las cosas que ya no necesitamos, y potenciando el préstamo y el consumo de objetos de segunda mano; y por último, reciclar nuestros desechos. Un ejemplo, ser verde no es comprarse ropa de algodón orgánico y Fair Trade. Ser verde es gestionar bien tu armario, alargando la vida de tus prendas, y comprando ropa de algodón orgánico cuando realmente ya necesites ropa nueva. Puedes aplicar esto a todas las facetas de tu vida.
Respecto a nuestro consumo cotidiano, hemos de ser conscientes de nuestro consumo energético, directamente relacionado con nuestra huella de carbono. Esto no se refiere sólo a si tenemos contratada una tarifa verde para nuestra energía doméstica, o si usamos o no gas en nuestra vivienda. Es muy importante la racionalización en la posesión y uso de aparatos eléctricos y electrónicos. En la sociedad actual lo que más aumenta nuestra huella de carbono es la generación de desechos plásticos, porque se hacen con hidrocarburos y producen muchísima basura, y sobre todo, la posesión de un coche o más de uno por familia, que también hace que siga la rueda de la producción y consumo de hidrocarburos. La posesión de un coche es algo que plantearse muy seriamente. Mucha gente piensa que lo necesita para vivir, cuando no es verdad, y la mayor parte del año lo tiene en el garaje. Cuando compras un coche haces una inversión de dinero brutal, y luego la dejas ahí devaluandose, mientras tu pagas letras y más letras. Contamina mucho, te genera muchos gastos añadidos. Es malo, en definitiva. Si vives en una ciudad, puedes vivir sin coche: usando tu bicicleta, el transporte público, sistemas de car-sharing para necesidades ocasionales, y alquilando un coche al viajar. No necesitas más. También cuando vas de viaje puedes ser ecológico, dosificando tu uso del avión, prefiriendo el tren, y haciendo un uso responsable de los recursos allá donde vayas.
La alimentación es un tema muy importante, sobre todo si tenemos hijos, porque forma parte de una educación para la salud propia y del planeta que les formará como ciudadanos del mañana. Evita en lo posible los productos demasiado elaborados y procesados, como bollería industrial, congelados y latas, y consume alimentos frescos. Apuntante a un grupo de consumo, o a una cesta de fruta y verdura. Compra a granel si tienes la oportunidad, para disminuir tu consumo de envases. Consume productos cárnicos y lácteos de proximidad y en pequeñas cantidades, y si pueden ser ecológicos, mejor. Compra pescados locales y sostenibles. Si tienes la posibilidad, produce parte de tus alimentos, con un huerto urbano, haciendo tu pan, tus confituras o tus yogures. Y acostúmbrate a cocinar, más que a calentar bandejitas de congelados en el microondas.
Por supuesto, estas son sólo algunas de las cosas que se pueden hacer para tener una vida más verde.
Espero que os haya gustado. Hasta la semana que viene ciclistas!
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