jueves, 14 de agosto de 2014

Cumpleaños ciclista: 1 año en bici por Madrid

Este mes cumplo un año yendo en bicicleta a trabajar por mi ciudad, Madrid. Antes de entrar a trabajar también llevo a mi hijo a la guardería/colegio, aunque no le recojo por la tarde. Soy totalmente una recién llegada, soy consciente de ello. He de decir que mis trayectos son casi siempre los mismos (no vale la pena que me meta en RiderState, mi ruta es muy repetitiva porque en ella me siento segura), que son sencillos y no muy largos, ya que hago unos 50 km a la semana. Y que para emprender esta nueva aventura en mi vida me hice con una bicicleta eléctrica, que consideré necesaria, dada mi forma física y mi ritmo de vida, para realmente cumplir y usarla a diario como transporte. Pero también es verdad que cojo la bici haga frío o calor, llueva o nieve. La he dejado en casa muy pocas veces: cuando he estado enferma con bronquitis, o un día de invierno que realmente diluviaba a la hora de salir y me daba pena mi hijo (aunque le llevo forrado en plan niño burbuja, pero ese día era demasiado), o cuando tenía que hacer algún papeleo o recado en algún sitio desconocido donde no me sentía cómoda yendo en bicicleta. Y os puedo asegurar que esos días de metro o autobús me hervía la sangre mientras veía las bicis circular.


Imagen via Mistartitas


Mucha gente piensa que ir en bici por ciudad, por la calzada con los coches, es una locura. Yo no pienso que lo sea tanto, pero sí reconozco que se necesita cierta audacia, liarse la manta a la cabeza y atreverse. Y hay veces que se pasa miedo, seamos sinceros, hay veces que los coches te pegan sustos, te pasan rozando, que las motos no te respetan y los conductores de autobús hacen como que no te ven y te ponen en grave peligro. El que diga que esto no pasa, miente. Los ciclistas vamos por ciudad un poco de prestado, con mucho cuidado y con mil ojos. Unos tienen miedo y deciden echarle morro e ir por la acera forrados de reflectantes, no sea que les atropelle un coche saliendo de un garaje. El extremo opuesto es el del ciclista loco que va sin frenos y se salta los cedas y los semáforos en ámbar en plan "ya me verán y frenarán". Un peligro para ellos, para los coches y para el resto de ciclistas. Muchos de los que circulan apropiadamente se compran la cámara y se la ponen en el casco "por si acaso": y eso, señores, es señal de que aún no circulamos del todo seguros. De ahí el "debate" carril bici o calzada, del miedo. Yo ya daré mi opinión sobre esto más adelante. No cabe duda de que nos queda mucho por avanzar, pero hoy estoy de cumpleaños. 

Lo que quiero decir es que circular por ciudad es difícil, nadie dijo que fuera un camino de rosas. Pero créeme, si yo puedo hacerlo, tú también. No soy atlética, no he ido al gimnasio en mi vida. No soy capaz de correr más de unos pocos minutos. No soy delgada (ni pretendo serlo). Soy madre, trabajo y estudio, me levanto cansada muchas mañanas y por la noche estoy que me caigo de sueño. Pero hoy a mis 32 años me siento más sana y feliz, más viva, y tengo clara una cosa: ya no hay marcha atrás, la bici ya es mi transporte urbano, y espero que por muchos años más.

Felicidades también a vosotros por ir en bici por vuestra ciudad, o por estar pensando en hacerlo. Merece la pena. Hasta pronto, ciclistas!!

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