Imagen vía @AnoukYve (Pinterest) |
Lo principal en el armario minimalista es:
1- Saber lo que tienes. No vale tener un armario en el que puedas hacer una expedición hasta las fuentes del Nilo. La cantidad de prendas y complementos debería de ser algo mesurada, y deberías ser capaz de hacer un inventario mental de tu ropa de cada temporada.
2- El dueño de ese armario minimalista no consume por consumir, ni se va de compras de manera desaforada "a ver qué encuentra". Tampoco tiene ropa de hace varias temporadas con la etiqueta puesta, nunca estrenada.
3- En un armario minimalista no hay prácticamente nada que no esté en uso. Normalmente sólo está a la vista la ropa que te vas a poner esos tres meses o esa temporada, el resto está guardada o almacenada. No se guarda ropa de tres tallas menos por si algún día vuelves a tener la talla de los 14 años, y las piezas almacenadas por motivos emocionales están muy contadas. El dueño de este armario recicla, dona, regala o vende las prendas que no va a usar nunca más según su calidad, estado y valor para futuros usuarios.
4- A cambio de esta racionalización en cantidad, se invierte en calidad. Como ya dijimos, buenas prendas, de materiales de calidad, incluso si queremos, tejidos sostenibles y confección de comercio justo. Y sobre todo, prendas que nos sienten bien, nos gusten, y combinen con la mayor parte del resto de nuestro armario. Después deberemos cuidar estas prendas para que nos duren muchos años en perfecto estado.
5- De este armario debes ser capaz de extraer varios armarios "cápsula" para cuando hagas escapadas o viajes: un pequeño conjunto de prendas de ropa que te permita viajar ligero pero con estilo y según tu destino.
Naturalmente hay excepciones, como la ropa de esquiar, la de andar por casa, la de ir a yoga, esos vestidos que sólo te pones la semanita que vas a un destino playero, o el abrigo gordo que en tu ciudad sólo necesitas dos semanas en todo el invierno, o esos dos vestidos "buenos" y atemporales que tienes guardados para ocasiones especiales. Estas piezas de tu armario son necesarias y no las vas a eliminar en aras del minimalismo desaforado (que también existe).
Pero ¿qué ocurre cuando combinas armario minimalista y ciclismo urbano? Pues que añadimos la variable del sudor y un mayor desgaste de la ropa (por ejemplo, de los pantalones vaqueros o de vestir). Son cosas a tener en cuenta. Cuando leo blogs de adalides del armario minimalista en los que exponen sus 33 prendas de ropa que van a usar en esos tres meses, veo las tres camisetas y los dos jerseys que afirman tener, y pienso para mi "esta gente no suda, ni siquiera mancha la ropa, se pasan dos días con la misma camiseta oliendo estupendamente". Pienso en gente que por ejemplo bloguea desde casa, muchas veces no trabaja fuera, lleva una vida relativamente tranquila y su ropa no sufre apenas desgaste. Para ocasiones especiales alquilan un vestido de cóctel o un mono de esquí. No es mi caso. Yo sudo y cuando hace calor, me cambio de camiseta o parte de arriba a veces ese mismo día si vengo de una dura jornada en la oficina y aún me quedan compromisos. Añadamos más variables: si eres madre o padre, si en tu trabajo te exigen ir bien arregladito o tienes que usar traje y corbata... el armario cápsula se va alejando más y más de tu realidad cotidiana.
Yo desde el principio vi que las cápsulas no eran para mi, salvo para hacer maletas para ir de viaje, en esas ocasiones el concepto me ha sido de gran ayuda. Para el día a día, me resulta imposible reducir tanto mi armario, ya que no visto igual en la oficina que los fines de semana en familia, vivo en una ciudad en la que realmente hay dos temporadas de loco entretiempo y soy la típica friolera que viste por capas, etc. Pero sí es verdad que más allá de restringir mi armario a x número de piezas, las enseñanzas del armario minimalista me han sido de una ayuda increíble para racionalizar, mejorar, limpiar y optimizar mi guardarropa en los dos últimos años. Tardo menos en elegir qué voy a ponerme al día siguiente, y en mi armario sólo hay ropa que puedo ponerme de verdad. Gasto menos tiempo y mi armario se adapta a mí, y ya no me genera ansiedad ni consumismo absurdo.
Creo que como aprendizaje personal y como apuesta por una forma de vivir más coherente y sostenible, a cualquier ciclista urbano le gustará comprometerse con este tema. Existen multitud de recursos en internet para los que os queráis aventurar en esta nueva forma de ver vuestra forma de vestir. Ya sabéis, todo sea por el planeta :-)
Hasta pronto amigos!