jueves, 31 de julio de 2014

La bici es cosa seria, menos postureo!

En ocasiones veo bicis. Muchas bicis. Evidentemente, esto es en gran parte por decisión propia, porque me gustan y las disfruto, y la bici es mi medio de transporte urbano hacia el trabajo. Pero a veces es que están hasta en la sopa. Haces un viaje en tren y te compras dos revistas: especial chicas green-friendly en ambas, con varias páginas de contenidos algo huecos, personificados en las famosas de turno o en modernas profesionales liberales. La bici adorna sus salones o se fotografían con ella en un parque en plan posado sonriente. Vas caminando por la ciudad, y no paras de ver escaparatismos que hacen de la bici un mero objeto decorativo, en el que después se puede apoyar un maniquí con un vestido con el que obviamente nadie pedalearía, o con unos accesorios en la cesta, que no le pegan absolutamente nada. Hay comercios y restaurantes que incluso tienen una bici triste anclada en la puerta o en el árbol de enfrente, llamando la atención. Me recuerda un poco al efecto Vespa, tan estético y tan manido.

Escaparate de un hotel en calle Goya, Madrid


Vivimos un auténtico boom de la bici. Porque nuestra sociedad está en crisis o renovación, según mi punto de vista. Igual que la bici ha tenido sus momentos de apogeo en la cambiante sociedad fin-de-siecle, en el periodo europeo de entreguerras y posguerra, y desde siempre en zonas donde escasean los coches y el combustible, ahora parece que su revitalización se debe a una crisis de la sociedad de consumo y del liberalismo económico, de nuestras propias conciencias ciudadanas. Todos ellos temas bastante serios. Nos jugamos el futuro a unas pocas cartas, y la bici puede ser uno de nuestros comodines en esta silenciosa batalla contra nosotros mismos y nuestro destructivo modo de habitar el planeta. Yo al menos lo veo así, es un ahora o nunca. ¿Me paso de apocalíptica? quizá...

Luego claro, ves la tele y en un anuncio de coches salen dos bicis yendo por la acera, todo muy modernete y muy cool. Te pillas un dominical y trae un especial ciclismo urbano con ropa raruna mezcla de Tron (legacy), uniforme de Eva Nasarre, y ciberpunk haute couture. Ropa que grita "hola, cuesto 300 napos!" Y luego va cierta marca de ropa hispana y hace unos meses nos planta en las marquesinas del bus un modelazo disfrazado de hipster, con seria necesidad de dos cocidos pero a la vez a punto de estallar el botón de la americana y cogiendo una bici como quien lleva al hombro una bombona de butano. Y yo pienso a veces... pero que...? Los avispados creativos de la publicidad y el márketing destinados al consumo de masas han encontrado un nuevo objeto de deseo, un reclamo en el que apoyar sus mensajes. Es tan obvio que espanta. Y eso que yo soy sólo una recién llegada a esto del ciclismo urbano, supongo que a los que lleven años pedaleando esta situación de furor les debe parecer cómica...

Pensareis que leer esto en un blog que se llama Belleza en bici, tiene su cachondeo, pero bueno, yo me entiendo. Está bien que se vean bicis, ¡muchas! Pero queremos lograr un determinado resultado, queremos quedarnos con lo esencial. La bici, además de molar, dar mucha alegría y ser preciosa, es un medio para un fin: ciudades más limpias y habitables, cambio de mentalidad social, un nuevo modelo de movilidad y consumo energético. Debemos mirar más allá de la moda pasajera y el postureo.

Luego me doy cuenta de que estoy exagerando. De que todo este revuelo no tiene porqué ser negativo, de que todo suma en este cambio en el que estamos embarcados todos y cada uno de nosotros, incluso los que no quieren o no son conscientes. El cambio social y quizá incluso económico está en camino, y la bici es parte de el, sin importar en cuántos escaparates la usen como atrezzo.

1 comentario:

  1. A mi es algo que me cabrea mucho en sentido: si las bicis son tan guays, si tan de moda están, si tan bonitas son, si son tan trendy en los escaparates y se lleva tanto el look urbano ¿Por qué es todo mentira? Porque si esto se llevase a la "realidad ciclista" habría muchísimos mas ciclistas urbanos, muchísima mas gente que utilice la bicicleta como transporte en su ciudad.
    Se que por algo se empieza y que quizás sea una buena manera de hacer perder el miedo a la gente poniendo bicis en escaparates de tiendas de ropa, como he visto ya un montón de veces. Pero igual que esa fuerza publicitaria se puede usar como "creador de tendencias urbanas" también se podría usar para motivar un poquito a la gente de otra manera y que se atrevieran a sacar la bici del escaparate.

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