jueves, 8 de diciembre de 2016

Regalos no materialistas para hacer todo el año

Hola amigos!! Ya sé que en estas fechas se hacen regalos porque son las Navidades, pero en realidad no todo el mundo las celebra(mos), y por otra parte hay otras muchas celebraciones y ocasiones en las que podemos necesitar una buena idea para regalar. Como en un cumpleaños, un aniversario, o como premio por algún logro importante. También para una de esas personas de nuestro entorno que se merece algo especial por ser como es, o porque ha logrado algo importante tras esforzarse mucho. Regalar es algo bonito, y no tenemos porqué regirnos por las normas convencionales para hacerlo.

Últimamente me doy cuenta de que a veces regalar un objeto es algo intrusivo para la otra persona. Muchas veces se regala algo que le gusta más al que está comprando que al que lo va recibir. "Bueno, si no le gusta, ya lo descambiará" "Va con ticket regalo" "Lo puedes devolver"... regalar así puede quedar impersonal. ¿Para eso intercambiamos todos dinero y en paz no? Se supone que lo bonito de regalar es conocer a la otra persona y tener un detalle especial, no simplemente hacer una demostración de gasto.

Además, no todo el mundo quiere nuevos objetos en su vida. Muchas personas están reduciendo conscientemente sus posesiones, o quieren decidir ellas mismas sobre aquellas cosas materiales que poseen y porqué. También debemos ser respetuosos con ellos y su forma de ser y pensar. Ahora yo también lo entiendo.

Has pensado alguna vez...?:

- Regalar cosas de comer: una caja de bombones artesanos, una cesta de productos gourmet, una suscripción a una cesta ecológica, una participación en unos viñedos u olivares... Las cosas de comer son geniales porque gustan a todo el mundo, son cosas físicas, se disfrutan en compañia, y cuando se gastan, desaparecen, no ocupan un espacio no deseado. No son un horrible marco de fotos ni un jarrón.
- Regalar experiencias discretas: una cena especial, un masaje, ir a una cata de vinos, una excursión que estaba pendiente (ahora sí que sí), visitar (e incluso explicar) una exposición a un amigo, o hacer un minicurso de cocina entre amigas (con picoteo posterior)...
- Regalar experiencias sorprendentes: desde una experiencia multiaventura para tu hermano, hasta ese "vale por el viaje de tu vida" que le puedes hacer a tu pareja. Vivir algo inolvidable es el mejor regalo, y sabes que esa persona se lo merece.
- Regalar conocimientos. Aquí la bicicleta es un buen ejemplo. Enseña a esa amiga a circular por la calzada, o a tu amigo a reparar pinchazos. Acompaña y asesora a tu prima en la elección de su primera bici, tú que controlas tanto.  ¡Menudo regalazo! Otras ideas: enseñar a usar la máquina de coser, enseñar a hacer punto, enseñar a hacer yoga básico... ¡lo que se te ocurra!
- El mundo de las tarjetas regalo y las suscripciones. Si tienes un amigo lector empedernido, una tarjeta regalo de esa librería (física o digital) donde suele comprar, será muy bien recibida. ¿qué tal una suscripción a su periódico o revista en papel favorito? Y lo mismo se aplica a tiendas de cosmética, ropa, juguetes... es mejor esto que regalar algo para "que si no les gusta lo descambien". ¿Qué tal una suscripción a una aplicación de meditación?

¿se os ocurren más "cosas" chulas que regalar en este sentido?
¡¡Un saludo y nos vemos el año que viene!!

jueves, 24 de noviembre de 2016

Confesiones: la mecánica de bicicletas no es fácil

Hola amigos! Hoy quiero hablaros de la mecánica de la bici, eso que para algunos es tan fácil y sin duda tan divertido. Para mí es exasperante, frustrante y complicado. Esto es así, debo confesarlo. Me considero ciclista urbana, pero no tengo ni idea de mecánica. No es por vagancia, que lo he intentado. Tampoco soy una persona patosa... es un misterio misterioso...

Este libro no me sirvió para nada. Busca nueva familia XD

De pequeña sabía perfectamente arreglar un pinchazo de bicicleta, y usar el inflador después. Hoy, creo que soy incapaz. La primera bici que me compré de adulta fue la primera prueba de mi ineptitud. Hablando con el dependiente ni siquiera sabía expresar bien los nombres de las partes de la bici, y mi conversación era tal que "y entonces si esta parte si pone así, eso es malo ¿no?, es que de verdad que soy muy torpe..." En serio que esto me hacía pasar muchísima vergüenza, hasta me parecía un obstáculo insalvable para llegar a montar en bici por Madrid. Si no tenía ni idea de bicis, ¿cómo leches iba a poder montar en ella? Un día, con esa primera bici, intenté inflar un poco más una rueda, porque la notaba algo floja. El resultado fue que rajé la goma de la cámara alrededor de la válvula (mírate, has conseguido escribir esas palabras tú solita?) Cuando llevé la bici de nuevo a la tienda no se lo podían creer, que me hubiera cargado una rueda... se conoce que no supe mantener la válvula recta, le apliqué fuerza a la vez que la torcía... y plas.

Con esa bici lo máximo que he hecho ha sido engrasar la cadena. Yo creo que esa tarea sencilla la conseguí hacer bien, pero quizá si me hubierais visto hacerlo... os habríais llevado las manos a la cabeza.

Luego llegó la eléctrica. ¡¡Qué paciencia los de la tienda...!! Me dijeron "prácticamente mantenimiento cero" Pues la primera semana ya estaba yo allí... que me daba error el display y que no tiraba la potencia de la batería. Era una tontería tan grande como que se me había descolocado un dispositivo que lleva mi bici en un radio de la rueda trasera, que al dar vueltas sirve para medir la velocidad y calcular la asistencia eléctrica que proporciona. Vamos, que me enderezó una piececita con la mano, delante mío, así sin despeinarse, y me dijo "ya está". Yo ahí la autoestima bien ¿eh? Sin problemas.

Enseguida me di cuenta de que con esa bicicleta ya iba a ser totalmente incapaz hasta de inflarle las ruedas. Así que cada tres-seis meses, la llevaba al taller, me daban un repaso, y listo. Es vergonzoso, lo sé. Una vez intenté inflar un poco una rueda con una compi del trabajo, y la acabamos desinflando por completo. Bueno, al menos esa vez no me cargué la cámara. La tuve que llevar al taller de al lado del curro y aguantar estoicamente el oprobio de explicar qué me había pasado. El del taller no hizo preguntas y me la infló gratis, gracias.

En una ocasión cogí la bici después de varios meses de estar de exámenes, y llevaba las ruedas totalmente desinfladas. Y así, de camino al cole, con mi hijo subido y todo. Hasta una lerda en mecánica como yo sabe que con ese plan puedes rajarte toda la rueda. Me tuvo que ayudar a inflar ambas ruedas otro padre ciclista al que recuerdo como nuestro héroe particular. Súper vergonzante.

Otra vez una extraña carambola de golpe en la manilla del freno contra un retrovisor de coche, combinada con subir a un bordillo a lo raro, hizo que las pastillas de frenos de la rueda delantera se me aflojasen y girasen. Sí amigos, que me quedé sin frenos de delante, y eso cuando ya sabía que llevaba los de atrás muy gastados. Un desastre total, afortunadamente, no me pasó nada, conduciendo con mucho cuidado y con la batería apagada por supuesto. Desde la Biblioteca Nacional a metro Sevilla sin frenos, olé. Allí en ese semáforo que ya sabéis, había una providencial pareja de policía ciclista que me auxilió. La agente femenina me quiso "inmovilizar el vehículo" (si, habéis leído bien), y admitió no tener ni idea de mecánica. El otro agente fue más constructivo, sacó sus herramientas reglamentarias de la bolsita trasera del sillín y mirándome fijo mientras me lo arreglaba en un pis-pas, me dijo que así no podía ir por la vida.

Tenía toda la razón, claro. Y os prometo que lo he intentado. He consultado muchos vídeos en Youtube, en los que quiero denunciar que no se ve un pimiento y hablan raro. He consultado a amigos ciclistas que controlan demasiado de mecánica para que yo entienda un pepino de lo que amablemente me están explicando. Me he comprado libros de mecánica ciclista. Sin ningún tipo de resultado, porque no se entiende ni papa oyes.

Tendré que aceptar que no es lo mío o que no se puede controlar de todo, y para la mecánica ya habrá gente mejor que yo. Me consuelo pensando que hay excelentes talleres en mi ciudad, en los que me puedo sentir muy bien atendida y pagar por ello, que así rula el negocio de las bicis una vez haces el gasto de comprar una y accesorizarte... Y también hay talleres que te lo hacen por la voluntad, para el que no pueda pagarlo. Y siempre están los buenos amigos :-)

¿Y vosotros? ¿Confesáis también vuestra inoperancia mecánica o la lleváis en secreto? ¿Sois el típico manitas con control absoluto?
¡Hasta la próxima!


jueves, 10 de noviembre de 2016

Lectura ciclista: "Cuaderno para ciclistas de ciudad"

¡Hola de nuevo! Pasada la fase mudanza, por la que tuve que retrasar el post de la semana pasada (mis disculpas, porque estoy hasta arriba de cosas XD), vuelvo a la carga con nuevos contenidos, esta vez retomando el tema de las lecturas y libricos ciclistas. Que ya sabéis que yo soy un poco ratoncillo de biblioteca.

Si sois amigos de ir a curiosear librerías del tipo que sean, habréis notado que desde hace dos o tres años los libros sobre ciclismo urbano se han multiplicado. De nuevo el efecto moda se hace más que patente. Cuando visito grandes superficies (Casa del Libro, Fnac, La Fábrica...) suelo ver libros sobre bicicletas o sobre ciclismo normalmente bastante cerca de la caja, junto a accesorios incluso. También otro tipo de literatura apuesta por incluir una bicicleta en la portada porque los editores saben que vende.

Hace bastantes meses visité Plasencia y en esta bonita ciudad extremeña hay una librería muy famosa por su calidad, y la verdad es que entras y te gustaría pasarte allí tres horas y haber traído a tu viaje alguna maleta extra. Un paraíso para lectores grandes y pequeños. Se llama La Puerta de Tannhäuser, Librería para Replicantes, para más señas.

El caso es que picamos todos los miembros de la familia, yo incluida. Yo, incapaz de decidirme entre todas las cosas a las que les estaba echando el ojo, al final me compré un libro menos serio, muy bonito, con gomita tipo carpeta incluida (sin ningún tipo de funcionalidad, hay que decir, pero para eso se titula "cuaderno") y con unas ilustraciones preciosas, muy divertida,s especialmente las interiores. Al principio pensé que estaba adquiriendo un libro publicado por alguna arriesgada y moderna editorial extremeña, pero no, se trataba de una pequeña editorial madrileña, que también está muy bien pero le quitó algo de emoción al asunto. Porque lo podría haber comprado sin irme de viaje vaya.



Los que seáis muy ciclistas de pro os escandalizaréis con la portada en la que dos personajes van en bici por un carril bici rojito de esos que van por la acera. Eso cuando ya montas en bici es como una declaración de intenciones. Además, el carril parece ser de doble dirección, pero ellos van en paralelo, sin problemas. El libro está escrito aparentemente por una parejita ciclista urbana, o eso es lo que nos transmite la portada, que parece ser un autorretrato de los autores. El contenido tiene un toque gracioso o y un agradable estilo informal, con bastantes referencias a la cultura popular, pero si ya eres ciclista urbano no te aportará nada nuevo. Se lee rapidísimo y los apartados os recordarán a cosas ya leídas como: tipos de bicis, mecánica básica, algún toque rollo nostálgico ochentero... y bastante desparpajo. No obstante es un bonito regalo para amigos o familiares que aún no se hayan iniciado en el tema bici, o para gente a la que le gusten las cosas cuquis. Un punto a su favor es que desdramatizan mucho cosas como el mojarse si llueve. Perfecto para que a algún novel le pique el gusanillo, pero si ya eres un ciclista consolidado este libro no va a estar entre tus imprescindibles. Aviso, he descubierto que también tienen otro libro igual, pero para runners.

Me despido por esta semana, el siguiente post será sobre mi bestia negra, la mecánica ciclista. Así que si queréis reiros un rato (de mí, claro), no os lo perdáis.

Hasta pronto!

jueves, 20 de octubre de 2016

Armario minimalista y ciclismo urbano

¡Hola amigos! Hoy quiero hablaros del concepto de armario sostenible minimalista y ver si es realmente compatible con la práctica del ciclismo urbano. En principio, ambos conceptos pueden encajar perfectamente en un estilo de vida sostenible y enfocado a lo ecológico y respetuoso con el medio ambiente. Usar la bici como medio de transporte por tu ciudad, como vía para un turismo diferente o incluso como práctica deportiva responde a una necesidad personal de apostar por una movilidad más verde y más alejada del consumo de carburantes fósiles. Por su parte, el armario minimalista es un concepto que poco a poco de va abriendo camino en nuestra forma de vestir y consumir. Puede tener varios enfoques y variantes, desde el armario cápsula que proponen proyectos como el Project333 pasando por el uso de materiales orgánicos, ecológicos, prendas de comercio justo o fabricadas en tu región o país...

Imagen vía @AnoukYve (Pinterest)


Lo principal en el armario minimalista es:

1- Saber lo que tienes. No vale tener un armario en el que puedas hacer una expedición hasta las fuentes del Nilo. La cantidad de prendas y complementos debería de ser algo mesurada, y deberías ser capaz de hacer un inventario mental de tu ropa de cada temporada.
2- El dueño de ese armario minimalista no consume por consumir, ni se va de compras de manera desaforada "a ver qué encuentra". Tampoco tiene ropa de hace varias temporadas con la etiqueta puesta, nunca estrenada.
3- En un armario minimalista no hay prácticamente nada que no esté en uso. Normalmente sólo está a la vista la ropa que te vas a poner esos tres meses o esa temporada, el resto está guardada o almacenada. No se guarda ropa de tres tallas menos por si algún día vuelves a tener la talla de los 14 años, y las piezas almacenadas por motivos emocionales están muy contadas. El dueño de este armario recicla, dona, regala o vende las prendas que no va a usar nunca más según su calidad, estado y valor para futuros usuarios.
4- A cambio de esta racionalización en cantidad, se invierte en calidad. Como ya dijimos, buenas prendas, de materiales de calidad, incluso si queremos, tejidos sostenibles y confección de comercio justo. Y sobre todo, prendas que nos sienten bien, nos gusten, y combinen con la mayor parte del resto de nuestro armario. Después deberemos cuidar estas prendas para que nos duren muchos años en perfecto estado.
5- De este armario debes ser capaz de extraer varios armarios "cápsula" para cuando hagas escapadas o viajes: un pequeño conjunto de prendas de ropa que te permita viajar ligero pero con estilo y según tu destino.

Naturalmente hay excepciones, como la ropa de esquiar, la de andar por casa, la de ir a yoga, esos vestidos que sólo te pones la semanita que vas a un destino playero, o el abrigo gordo que en tu ciudad sólo necesitas dos semanas en todo el invierno, o esos dos vestidos "buenos" y atemporales que tienes guardados para ocasiones especiales. Estas piezas de tu armario son necesarias y no las vas a eliminar en aras del minimalismo desaforado (que también existe).

Pero ¿qué ocurre cuando combinas armario minimalista y ciclismo urbano? Pues que añadimos la variable del sudor y un mayor desgaste de la ropa (por ejemplo, de los pantalones vaqueros o de vestir). Son cosas a tener en cuenta. Cuando leo blogs de adalides del armario minimalista en los que exponen sus 33 prendas de ropa que van a usar en esos tres meses, veo las tres camisetas y los dos jerseys que afirman tener, y pienso para mi "esta gente no suda, ni siquiera mancha la ropa, se pasan dos días con la misma camiseta oliendo estupendamente". Pienso en gente que por ejemplo bloguea desde casa, muchas veces no trabaja fuera, lleva una vida relativamente tranquila y su ropa no sufre apenas desgaste. Para ocasiones especiales alquilan un vestido de cóctel o un mono de esquí. No es mi caso. Yo sudo y cuando hace calor, me cambio de camiseta o parte de arriba a veces ese mismo día si vengo de una dura jornada en la oficina y aún me quedan compromisos. Añadamos más variables: si eres madre o padre, si en tu trabajo te exigen ir bien arregladito o tienes que usar traje y corbata... el armario cápsula se va alejando más y más de tu realidad cotidiana.

Yo desde el principio vi que las cápsulas no eran para mi, salvo para hacer maletas para ir de viaje, en esas ocasiones el concepto me ha sido de gran ayuda. Para el día a día, me resulta imposible reducir tanto mi armario, ya que no visto igual en la oficina que los fines de semana en familia, vivo en una ciudad en la que realmente hay dos temporadas de loco entretiempo y soy la típica friolera que viste por capas, etc. Pero sí es verdad que más allá de restringir mi armario a x número de piezas, las enseñanzas del armario minimalista me han sido de una ayuda increíble para racionalizar, mejorar, limpiar y optimizar mi guardarropa en los dos últimos años. Tardo menos en elegir qué voy a ponerme al día siguiente, y en mi armario sólo hay ropa que puedo ponerme de verdad. Gasto menos tiempo y mi armario se adapta a mí, y ya no me genera ansiedad ni consumismo absurdo.

Creo que como aprendizaje personal y como apuesta por una forma de vivir más coherente y sostenible, a cualquier ciclista urbano le gustará comprometerse con este tema. Existen multitud de recursos en internet para los que os queráis aventurar en esta nueva forma de ver vuestra forma de vestir. Ya sabéis, todo sea por el planeta :-)

Hasta pronto amigos!

jueves, 6 de octubre de 2016

Mascotas en bicicleta

¡Hola amigos! Hoy quiero compartir con vosotros algo que seguramente ya hayáis visto por las calles de vuestra ciudad: compañeros ciclistas que llevan a sus mascotas en bicicleta. Lo que más se ve son perros, obviamente, pero también se puede ver algún gato y otras mascotas menos habituales como conejitos, cobayas e incluso algún erizo. Mucha gente les lleva en bici porque a veces no es posible entrar en el transporte público con ellos, para hacerles disfrutar de un buen paseo, y para transportarles a un parque o zona verde de la ciudad donde puedan pasar un rato al aire libre. También puedes necesitar tranportar a tu animal de compañía a casa de un amigo o familiar que te lo va a cuidar antes de irte de vacaciones. Y si tu medio de transporte es la bici ¿porqué no lo vas a llevar en bici?

Dexter siendo cuqui. Vía @Showbiz ;-)

Hay muchos sistemas para portar a tu animal de compañía en bici. Los más sencillos son rejillas que se adaptan a cestas frontales, convirtiendo tu cesta en una especie de pequeño transportín. También puedes adquirir cestas frontales y traseras especialmente pensadas para llevar animales en bicicleta, o customizar un transportín cuadrado para adaptarlo a tu portaequipajes trasero. Esto debería bastar para animales pequeños como cobayas, pájaros, gatos, o perritos pequeños. Piensa que las cestas frontales robustas pueden aguantar hasta 5 kg, y los portabultos traseros bastante más (date cuenta de que ahí montan niños hasta 22 kg).

El tema de la rejilla es por seguridad: tuya, de tu mascota, y del resto de usuarios de la vía. Es igual que cuando vas en el interior de un vehículo motorizado: un gato suelto y asustado puede hacer estragos y causar un accidente grave. Y aunque no cause un accidente, un animal nervioso puede saltar y escaparse, hacerse daño o ser atropellado. En bici es igual, con algunas salvedades. Un perro o incluso un gato tranquilo y bien acostumbrado pueden ir en una cesta sin rejilla, pero recomiendo la precaución de ponerles el collar y sujetarles de alguna manera para evitar algún salto fortuito. En cualquier caso, tú eres el que mejor conoce a tu mascota y su comportamiento. Estoy segura de que habrá gente que llevará a su caniche o chihuahua en su bolso colgando del hombro, o en una mochila a la espalda, pero piensa que en caso de caída puedes aplastarlo. Siempre irá más protegido en una cesta o transportín. En el caso de animales más pequeños e impresionables, lo mejor es que vean lo menos posible.

Para perros un poco más grandotes, lo mejor es un portabultos trasero adaptado o una bolsa delantera, incluso conviriendo tu bici en un triciclo para ganar más estabilidad. Por supuesto también puedes optar por un buen remolque: los que sirven para niños van estupendamente, pero también los hay específicos para mascotas. ¿Y porqué no hacer que tu hijo y tu perro compartan el remolque? Los hay de varias plazas.

Recuerda que habrá muchas soluciones que puedas instalar tú mismo si eres un poco manitas, o que tu taller de confianza no tardará nada en adaptar ese viejo transportín en un transportín para bici, permanente o de quita y pon. Siempre hay opciones antes de comprar algo comercializado específicamente para ello. Infórmate también de la normativa de tu ciudad por si acaso te expones a multas con unas opciones determinadas pero no con otras, y valora tus preferencias.

Si disfrutas de la bicicleta en tu vida diaria, también puedes hacer que tu adorada mascota te acompañe en ella. Así normalizas el uso de la bici, muestras al resto de usuarios de la vía y a tus conciudadanos su cara más amable. Es, literalmente, como asociar a la bicicleta urbana un montón de vídeos de gatitos y similares. Pero no olvides que si tu mascota no consigue acostumbrarse tras varios viajes o experiencias o no disfruta como tú, es mejor que no la obligues, puedes estar sometiéndola a estrés innecesario por un mero postureo. En caso de estrés y de que realmente tengas que hacer el viaje en bici, prueba a eliminar los estímulos sensoriales (quitando visión, por ejemplo) y acompañar al bicho de objetos que le den seguridad, como juguetes, prendas con tu olor, etc. Todos sabemos que hay gatos y perros que lo pasan fatal en el tren, coche, bus... ¡y la bici no iba a ser una excepción para algunos! En caso necesario consulta con tu profesional veterinario.

Os dejo enlace a un tablero en que he creado en Pinterest, "Bike Pets", con varias ideas posibles de porteo tomadas de la vida real.

¡¡Que las disfrutéis!! Y por supuesto estaré encantada de escuchar todas vuestras experiencias en la materia. ¡Hasta pronto!

jueves, 22 de septiembre de 2016

¿Se ahorra dinero yendo en bicicleta?

Hola ciclistas! Hoy un tema candente: el dinero. El ahorro de dinero es uno de los principales reclamos de la bicicleta como medio de transporte. Yo y cualquier otro ciclista urbano os puede confirmar que la diferencia de gasto respecto a tener un coche es abismal, pero no pienses que ir en bicicleta es gratis porque no es así. Quería escribir este post para ayudar a la gente a decidir de una manera más informada, y también para desmontar ciertos mitos.

Imagen vía 123RF


Ir en bici es muy barato, porque la mayoría de días no gastas nada de nada. De hecho, hay escenarios en los que es prácticamente gratis. Por ejemplo: te regalan una bici de la nada (esto no significa que la bici no cueste dinero, pero no te lo ha costado a tí, eso es verdad), y créeme, incluso aunque sea un hierro usado y viejo, si es de tu talla probablemente te acaban de hacer un regalo para toda la vida. Te la arreglas tú mismo (necesitarás herramientas o alguien que te las preste), te ayuda un amigo, o la llevas a un taller colaborativo de voluntarios para que te la pongan a punto. Aún así necesitas invertir en ciertas cosas como un buen candado, de los caros, para que tu bici siga contigo para siempre. Es posible que tengas que hacerte con un kit antipinchazos (los hay muy baratos), un inflador (o acercarte a talleres o gasolineras que dejen usar uno gratis) y alguna llave esencial. El hecho de usar casco o no, y por tanto tener que comprarlo, depende de tí y de la normativa de tu ciudad. Si tu bici no tiene las luces reglamentarias, también es inexcusable comprarlas. No te la juegues.

Y ya está, no necesitas más. Nunca más. Barato, ¿verdad?

Pero normalmente la bici te la tienes que comprar y después realizas un montón de pequeñas inversiones asociadas a su uso. La compra de la bici es el desembolso inicial de una vida de autosuficiencia en el transporte sostenible. Puedes conseguir una bici bastante barata si la compras de segunda mano. Sólo asegúrate de que su procedencia sea legítima, que no sea robada, y que la persona que la vende es su propietaria. Nadie da duros a cuatro pesetas y fomentando el robo de bicis sólo provocas que el día de mañana te la roben a tí también.

Infórmate bien de tus deseos y necesidades para comprar tu bicicleta. Si sospechas que lo tuyo es un capricho pasajero, no te gastes demasiado dinero. Si estás firmemente comprometido, atrévete a invertir. Compra la plegable de tus sueños que cabe en tu ascensor, la eléctrica que necesitas, la clásica que te enamora, o la híbrida que te servirá tanto en la ciudad como en el pueblo. No tengas miedo a pensarlo semanas o meses. Piensa que te estás comprando "tu coche". Recuerda que las bicis eléctricas necesitan recargarse cada 50-60 km. Pero tranquis, que son unos 20 céntimos de euro cada recarga. A mi me da para toda una semana de ir en bici al trabajo.

Ahora es posible que necesites accesorios: luces, inflador, casco, cesta, sillita portabebés, portabotellas, kit de herramientas... la línea entre la necesidad y "la necesidad" es delgada, así que es probable que gastes bastante dinero, y con alegría.

Después viene el gusanillo de las "otras bicis". Por lo visto, irresistible para todo ciclista de pro. Casi nadie se conforma con una sola, siempre acabas sufriendo el deseo, aunque sea pasajero y no sucumbas, de comprarte otra o varias.

Además, hay muchas empresas dedicadas a diseñar y comercializar ropa y complementos para los ciclistas no sólo deportivos, sino también urbanitas: impermeables chulos, el chaleco reflectante para la noche, cascos vintage, accesorios que te permiten llevar falda sin poner en peligro tu intimidad, o jeans específicamente diseñados para montar en bici están ahí esperándote, y el dinero te quema en las manos. La clave está en tu actitud hacia el consumo y a que pienses bien cada inversión. 

Por último, está el tema de la mecánica. Resumiendo: o aprendes (y compras herramientas); o te lo hacen gratis (puedes acabar siendo como el amigo pesado que siempre pide a su amigo informático que le actualice el antivirus); o pagas por ello a un taller especializado. Debes preveer esto como posibles gastos periódicos, y también pensar que puede haber indeseables gastos sobrevenidos en el tema mecánico.

Y después ya está el tema del seguro, que es un tema bastante tabú, pero que puede incluir asistencia en carretera, seguro de robo, seguro de vida, responsabilidad a terceros, etc. Se paga una vez al año y cada uno decide si lo quiere hacer o no. Lo mismo ocurre con iniciativas para "matricular" tu bici como el biciregistro español. En otras ciudades estoy segura de que las bicis pagan por circular o similares. Infórmate de la normativa en el lugar donde vives.

Con esto quiero transmitiros que ir en bicicleta es muy barato, pero incluso ciñéndote a los gastos más básicos, necesitarás hacer ciertas inversiones. Aunque sólo sea un buen candado, una luz potente para la noche y un casco si lo quieres. O cualquiera que consideres tus básicos imprescindibles en tu caso concreto.

Pero también quiero romper una lanza en favor de la bici como medio de tranporte. No te sale gratis, pero es infinitamente más barata que un vehículo a motor: no gastas en aparcar, no pagas ITV, normalmente no pagas impuestos, no gastas en gasolina, las recargas de la eléctrica son irrisorias, y nunca las pagas a plazos como los coches. Además, en una bici debidamente pertrechada puedes llevar a varias personas, no es verdad que sea un vehículo unipersonal.

La comparación con el transporte público depende un poco de cuánto cueste este en tu ciudad, cuántos km ahorres yendo en bici, etc. En general, la bicicleta supera con creces al transporte público en gasto, ya que este tiene un gasto mensual y la bici, en el peor de los casos, un gasto en taller mecánico cada 3-6 meses y un pago anual de seguro, y en el mejor de los casos (sin seguro, usuario autónomo en tema mecánico, sin accidentes) gasto cero después de la inversión inicial.

Espero haber contribuido a clarificar aspectos económico en torno a la bicicleta que sean útiles para potenciales usuarios reales. Si tenéis dudas, preguntad aquí o a cualquier amigo ciclista. ¡Todos estamos deseando que os animéis a coger la bici!
Hasta dentro de dos semanas!

jueves, 8 de septiembre de 2016

Crónica de un verano (casi) sin bicicleta

¡Hola amigos ciclistas!  ¡Belleza en bici ha vuelto de vacaciones!
El verano ha llegado casi a su fin, ya casi todos estamos en casa y en las oficinas de nuevo. Para mi ha sido un buen verano, pero he echado muchísimo de menos montar en bicicleta. Desde que terminó el colegio en junio la realidad de los campamentos y ludotecas urbanas impusieron su lógica aplastante, y los madrugones mañaneros con mi hijo, las prisas, y los compromisos de muchas tardes hicieron que me pasase al transporte público.

En vacaciones me quedo sin bici y sin ciudad habitual (Madrid) que rodar... y eso me produce una gran desazón y un gusanillo físico y mental que no consigo quitarme. Durante nuestra estancia en un camping playero pude alquilar una bicicleta muy sencilla y verdaderamente muy oxidada y darme uno o dos paseos cada día, pero me sabía a poco, incluso llevando a mi hijo de paquete. El ritmo del recorrido que hago a diario para ir a la oficina no es muy fuerte, pero sí que es bastante más intenso que las vueltecillas que puedas pegar por una zona de vacaciones (si no quieres, como es mi caso, salir a la carretera). Además la bici de alquiler, aunque era muy maja, era demasiado ligera y ni siquiera al sacarla o cogerla me daba tanta caña como la mía, que pesa más del doble. A veces cuando la cogía me parecía que iba a salir volando de lo poco que pesaba...

De prestado, en el camping playero. Foto propia

La sensación general cuando pasas un verano sin bicicleta después de un largo año yendo al trabajo en bici es de que te falta algo. Tu cuerpo se resiente en todos los sentidos: notas como bajas de tono general, puedes empezar a dormir peor, subir una talla de ropa a traición, e incluso que tu ritmo intestinal empeore. Te falta ese ejercicio suave que te proporciona la bici y que es tan beneficioso. En mi caso hasta he llegado a plantearme hacer dieta durante las semanas veraniegas porque veía que de repente mi gasto calórico era claramente inferior, y claro, si comes igual o mucho más y ya no estás haciendo nada de ejercicio diario pues la puedes liar sin enterarte. (Para los curiosos: no, no hice dieta, ¿estamos locos?) Además, cuando la familia no comparte tu afición y ya no tienes un objetivo (la oficina) al que desplazarte es difícil continuar con el hábito.

Al final he ido compensando haciendo alguna ruta suave de marcha o dando paseos largos por la playa, el campo o la ciudad, y procurando meterme en el agua lo más posible.

Pero lo que es más difícil de compensar es, digamos, el "vacío emocional" que te deja no estar montando en bici. Vas a otra ciudad y allí ves a ciclistas urbanos dándose sus paseítos, haciendo la compra o llevando a sus peques, y pasas envidia. Te vas al pueblo y allí no tienes bici. Hablas con la vecina del pueblo que se hace sus rutitas de carretera y te estás mordiendo el labio. Ya se que hay un montón de opciones para llevarte la bici a donde sea incluso si como es nuestro caso no tienes coche, desde el tren hasta correos u otras compañías de mensajería. Pero sinceramente en mi pueblo si coges la bici es en carretera o en el monte, y yo en ese plan no me veo. Así que de nuevo me he quedado a dos velas, y me dan envidia hasta los niños que van en triciclo por el parque...

Cuando escribo estas líneas desde el pueblo aún faltan días para volver al trabajo, pero se que lo peor serán los primeros recorridos hacia la oficina. Ahí se verá mi falta de tono muscular, por mucha ruta por el monte que haya hecho, y me daré cuenta del fuelle (finamente, capacidad cardiopulmonar) que habré perdido. Sufriré unos días de agujetas y de tener que cambiarme la camiseta al llegar a trabajar, estoy segura. A media mañana tendré un hambre de las que dan vergüenza ajena a mis compañeras de trabajo.

Pero LO ESTOY DESEANDO.

Y tú ¿has pasado el verano sin bici como yo, o has tenido suerte y empeño y has seguido montando todas estas semanas?

Actualización: escribo este añadido tras diez días de mi vuelta al trabajo, un día antes de que se publique este post. Debo decir que la vuelta a la ciudad ha sido tan dura y satisfactoria como esperaba: pese a la ola de calor, he cogido la bici casi todos los días. Todos mis pronósticos se cumplieron, menos, curiosamente, el de las agujetas. Aún no me lo explico. Los esperados tres kilos de más, ahí estaban. Los sudores extra los he minimizado gracias a la eléctrica, tirando un poco más de lo habitual. No ha sido para tanto y ya ESTAMOS DE VUELTA!! :-)

jueves, 23 de junio de 2016

En bici por la ciudad: hacerlo mal para seguir bien

Hola ciclistas!! Este será mi último post hasta septiembre. Este verano me esperan muchos proyectos y sobre todo, mucho descanso y familia. Llevo tiempo pensando en escribir este post. De hecho, los colegas de enbicipormadrid escribieron uno muy similar hace meses, con el que me sentí muy identificada. Trataba de cómo el autor, al circular en bici por el Paseo del Prado, cometía la irregularidad de usar el carril bus en cierto tramo, para evitar una peligrosidad observada después de muchos días usando ese trayecto.

Por ahí deberían estar pasando las bicis, un día cualquiera
Pues eso mismo me ocurre a mi en un punto de mi trayecto. Uno que llevo mucho tiempo llamando la Cúpula del Trueno (remember Mad Max?): la glorieta de la Plaza de la Independencia, más conocida como la Puerta de Alcalá. La llamo así porque es un infierno absoluto, en el que te la juegas cada día. Especialmente con los autobuses pero en general con todos los vehículos. Con esas enormes rejillas metálicas en la calzada. El carril bici de Serrano acabando en ninguna parte, que parece que te tienes que guardar la bici en el bolso hasta llegar al Retiro. Sin rebajes de acera para que las bicis entren al parque por algún sitio que no sea el semáforo. Con esos autobuses de cole privado invadiendo todas las tardes el carril bici de subida desde Cibeles. Con esas tropecientas motos totales aparcadas en la acera embelleciendo cada posible foto del monumento central. En fin, que si sigo no termino...

el mismo día. Alegría

Hace tiempo que @juanitez me recomendó una ruta alternativa que evita la Cúpula del Trueno por las mañanas. Nunca se lo podré agradecer lo suficiente. Por las tardes no siempre lo evito porque la verdad es que la ruta es más corta y llego mucho antes a casa.

El tema es que en mi trayecto de vuelta cuando llego a esta glorieta subo a la acera en el primer semáforo, circulo en bici despacio hasta el siguiente, cuando se pone en verde cruzo detrás de los peatones y así puedo entrar al Retiro. Casi todos los ciclistas que vienen por donde yo vengo y van a donde yo voy hacen lo mismo. ¿Porqué será? Se me ocurren varias respuestas. Pero al final es un tema de pura supervivencia.

1- Los buses no respetan la distancia lateral en el estrechamiento de la entrada a la glorieta. Una vez uno me empujó contra el bordillo de la acera, rocé el pedal contra el mismo y tuve que golpear el bus con la mano izquierda. Entonces el conductor me vio por primera vez.

2- Una vez en la glorieta el ciclocarril con sarrow es el carril más exterior de la misma. Si, justo el que siempre tiene coches mal aparcados o dispuestos a abrirte una puerta sorpresiva. En serio tíos, que es una glorieta.

3- Para empeorar las cosas, nunca sabes lo mal que estará cada día ese carril. Un kiosko de prensa que hay en la acera quita toda la visibilidad y lo que haces si entras en la glorieta es lanzarte a la aventura.

4- Una vez en la glorieta, sólo puedes entrar al Retiro por el rebaje de un semáforo. Las bicis eléctricas no llevan bien los bordillos tan gruesos y no creo que tres paradas de autobús seguidas y muy concurridas sean la zona ideal para acceder a la acera frente a la puerta del Parque. Estás vendido, ciclista. Además es una glorieta, nadie reduce la velocidad ni es el momento ideal para hacerlo en ningún caso.

¿Significa esto que mi ciudad es imperfecta? ¿Que yo hago algo mal?
Ambas, en realidad. Para mi lo importante en ese momento es mi seguridad. En la acera intento molestar lo menos posible. Pero no veo otra opción.

Seguro que a vosotros os pasa esto en otros puntos de la ciudad... ¿cuál es vuestra sensación?

Gracias por leerme estas semanas y ¡pasad buen verano, ciclistas!

jueves, 9 de junio de 2016

Motos en la acera: se buscan soluciones

Hola ciclistas y ciudadanos en general! Esta entrada la quiero dedicar a hablar de un problema silencioso que ha ido creciendo en nuestras ciudades en los últimos años. Un problema de movilidad que, de hecho, con la crisis no hizo sino empeorar muchísimo. Se trata de la ocupacion del espacio publico y peatonal por parte de las motos y por supuesto sus dueños. Cuando posees un coche tienes claro que tendras que aparcarlo en la calle o pagar por una plaza de garaje. Los coches son caros de tener y mantener, a todos los niveles, para el bolsillo y para el planeta tambien. Pero todo esto se olvida cuando te compras una moto, durante muchas decadas emblema de rebeldía y libertad. Sin reglas, circulas con más agilidad que con el coche y la aparcas donde quieras.

Llegando a la madrileña Puerta del Sol. Qué bonito es el centro.

Ha llegado un momento delirante en el que un policía puede poner una multa a un ciclista por intentar candar su ligerisimo vehículo a un árbol o señal de trafico (mal) en una acera en la que quince motos tamaño nave espacial autotripulada ocupan más de la mitad del espacio transitable. Cuando los ciclistas urbanos reclamamos que los aparcabicis se instalen a nivel calzada en vez de en la acera, ¿porqué las motos siguen tomando la calle? Porque si, los dueños de las motos gustan de aparcar en la acera, porque si aparcan entre coches "cualquier bruto me la tira". Hay toda una normativa de como aparcar la moto en la acera. A cierta distancia de los edificios, en aceras con suficiente anchura... La normativa ya de por sí es laxa y es el origen del problema, pero esto se agudiza porque además los dueños de las motos ni siquiera la respetan. 

La realidad actual es que en la acera de la misma cara de una misma manzana ya no hay una sola moto solitaria: hay cinco, diez, quince motos aparcadas. A veces hacen doble o triple fila sobre la acera. Si pueden aparcar contra la pared, lo hacen, sin importar que sea un edificio histórico o protegido. Y claro, ya no sólo hay pequeñas vespas y motocicletas ligeras. Las motos actuales, que pueden llegar a tener varios maleteros laterales y traseros, llegan a superar en longitud y anchura a un coche eléctrico o a cualquier biplaza. Y esos vehículos están obligados a aparcar en la calzada, en las plazas de estacionamiento acondicionadas a tal efecto. Que yo tambien quiero tener una preciosa bici cargo con remolque y poder ponerla donde se me antoje, pero como se que no puedo, pues no se me ocurre hacerlo. Las motos aparcadas en la acera, como una invastión de langostas, dificultan el tránsito normal de peatones, algunos de ellos con movilidad reducida o con discapacidad visual. Impiden el uso de las papeleras y contenedores de basura, impiden acceder con comodidad a los pasos de cebra y a los buzones, usar los bancos públicos. 

La maternidad de la calle O´Donell en Madrid

 Claramente la normativa que regula el estacionamiento de las motocicletas esta obsoleta. Claramente el superávit de estos vehículos en nuestras ciudades y esa normativa que ampara su estacionamiento en la acera están convirtiendo nuestras calles y zonas transitables por los peatones en parkings gratuitos. El propietario de la moto, esa descomunal masa de metal, se permite el lujo de usar la acera como su "barra libre de espacio público peatonal a usar para aparcar por el morro". 

He visto dueños de motos circular por la acera, a motor encendido, para dejarla justo enfrente de su portal. Dejar el motor encendido en la acera, apestando a los peatones, durante una larga llamada telefónica o mientras se fumaban un cigarro. He visto motoristas circular por la acera varias manzanas para pillar mejor la dirección deseada. He visto niños que caminaban por la acera, han tocado una moto recién aparcada con el motor aun muy caliente y han sufrido quemaduras graves.¿porqué esta invasión continuada, insalubre e impune de nuestro espacio peatonal? ¿y sobre todo, qué nos pasa que nos hemos acostumbrado a ella y la vemos como algo normal en nuestras ciudades? 

Desde aquí quiero hacer un llamamiento a la reflexión, pero también a la acción ciudadana. Vivas donde vivas, reclama tu espacio y reclama que cada cosa tenga su lugar en la vía pública. Organízate, reclama a la administración, habla con tus vecinos dueños de motos! Haz que el debate esté en la calle, pon el problema sobre la mesa!
Y si lees esto y eres un responsable público, por favor, piensa en nuestra calidad de vida y en la calidad de la ciudad para la que trabajas.  

En Madrid, seguiremos informando!!

Una de las puertas del Retiro en Madrid

 
Gracias a los amigos que me han pasado algunas fotos, como @lagomor. Haciendo barrio.


 

jueves, 26 de mayo de 2016

Opinión ciclista (y demoledora) sobre pulsera Fitbit Charge HR

Hola amigos! Hoy quiero contaros mi experiencia tras casi un año usando una de esas cosas que llaman "wearables", es decir, tecnología que integramos en nuestra indumentaria diaria y que nos hace (supuestamente) la vida más fácil. El año pasado le regalé esta pulsera inteligente a mi marido por su cumpleaños, y después me compré yo otra. Dicen que te ayuda a adelgazar progresivamente, porque te monitoriza y que eso hace que la gente se pique (te puedes poner objetivos, lanzar retos a otros usuarios) y comience a llevar una vida más sana. Os cuento un poco mi opinión y nivel de satisfacción con el cacharrito.

Imagen vía la página oficial del aparato
En principio, la pulsera da poca talla y cuando te la compras online corres el riesgo de meter la pata. Hay dos tallas, pequeña y grande, y yo tan pichi (mujer, menos de metro sesenta y cinco) me compré la pequeña. La realidad es que me queda bastante justa, y al principio el plástico de la pulsera está tan rígido que no se curva bien alrededor de tu muñeca y todo te aprieta. El aparato viene con unas instrucciones algo atemorizantes estilo "si se le duermen las manos, deje inmediatamente de usar la pulsera". Reconozco que a mí los primeros tres o cuatro días se me dormían los meñiques. Las indicaciones sobre a qué altura de la muñeca y/o antebrazo debes colocar la pulsera para que registre adecuadamente tu ritmo cardiaco también son de traca. Como objeto a llevar en la muñeca, es bastante gruesa (aproximadamente 1 cm), por lo que si estás acostumbrado a un reloj extraplano como me pasaba a mí, te molestará para todo. Por ejemplo, se me suele quedar enganchada en las mangas de la ropa (ojo al ir en bici y levantar el brazo para señalizar).

Se supone que entre todas sus funcionalidades está diagnosticar la calidad del sueño, medir el número de pasos, número de peldaños subidos (en pisos, ajá), número estimado de calorías gastadas (calculado según tu metabolismo basal calculado a su vez según la media de tus pulsaciones y ejercicio físico diario), km recorridos, pulsaciones, peso (se lo metes tu a través de la App o se sincroniza con la báscula Aria) etc etc. La realidad es algo diferente. Para medir el sueño tienes que dormir con ella puesta todas las noches, y es bastante incómoda además de que se enciende con los movimientos. Eso me crispa. Si eres de cambiar mucho de postura por las noches, te dirá que has dormido mal aunque tu hayas dormido como un cesto. Los pisos subidos y bajados te cuenta tanto las diferencias de altura que hagas subiendo y bajando escaleras, como las que te hagas en las escaleras del metro, en el ascensor, o con una cota de altura progresiva (subiendo una cuesta) o eso es lo que nos parecía a mi marido y a mí, porque si no aquello no tenía explicación. Otra cosa muy graciosa es cuando te dice el número de pasos que has hecho: a mi me ha avisado de llegar a los 10.000 pasos (la programé para vibrar al llegar a esa cifra) removiendo una bechamel o cambiándola de sitio de una mesa a una estantería. Porque lo que mide es el movimiento de tu brazo y tu cuerpo al caminar, no realmente tus pasos. Mi marido por ejemplo la programó, cuando se cansó de los pasos, para que le avisase al sobrepasar un consumo calórico de más de 2000 calorías diarias. Y también le pasaban esas cosas, lo que ocasionaba siempre risas en casa. Hablo en pasado porque la pulsera de el fue presumiblemente descuartizada y tirada a la basura por nuestro hijo, en una suerte de accidente fortuito con encubrimiento alevoso, y ya no quiso comprarse otra.

Cuando vas a hacer ejercicio (salir a correr, hacer una clase de yoga, o subirte a la bici), tienes que avisar a la pulsera a través de la App instalada y sincronizada desde PC o dispositivo móvil. Un rollo, desde mi punto de vista. Si no haces esto, no toma nota de ese ejercicio y tomará medidas menos ajustadas, como las de todo el día. Yo nunca lo he hecho. Hace unos meses mejoraron la App y puedes ver ciclismo también, ella solita te lo identifica y muestra los minutos que has montado en bici. Pero tampoco funciona bien del todo, a mí siempre me saca menos minutos de los que hago realmente (debe ser que ya monto sin despeinarme y no me afecta a las pulsaciones).

Otra funcionalidad es sincronizar con el teléfono para que te avise de mensajes entrantes y llamadas (que después debes consultar y coger desde el terminal, no desde la pulsera). Pero esto sólo funciona si instalas cosas raras en el teléfono, si nunca alejas los dos cacharros más de cinco metros, y te avisan de que ambos gastarán mucha más batería. Adivinad si he usado alguna vez esta función. Premio.

La verdad es que es gracioso mirar la App de vez en cuando y ver cuantos minutos de cardio has logrado con la actividad física de ese día o semana, pero no se hasta que punto merece la pena. Para los que vamos mucho en bici, justamente hacemos pocos pasos, así que es un poco chufa. La batería dura 5 dias, no una semana, 5 días. Lo normal es que un día salgas de casa y te encuentres con que se te ha muerto el reloj. Y con esa gracia pierdes todos los datos que no hayas sincronizado previamente.

Y por último lo que menos me gusta de ella es que el reloj solo se enciende en el display digital si 1- levantas la muñeca hacia tí, 2- le das dos golpecitos con el dedo (diversión asegurada para los niños), o 3- le das al diminuto botoncito lateral. Resultado: no puedo ver bien la hora cuando voy montando en bicicleta salvo en los semáforos, porque si no es peligroso. Con mucho sol pasa como con la pantalla del móvil, que no se ve un pimiento. Como veis estoy feliz con ella.

Para finalizar, unas apreciaciones sobre la báscula Fitbit Aria. Desde el principio me cayó mal, porque en mi báscula analógica había adelgazado casi tres kilos, y esta maldita me los volvió a poner. Pero además, es que es un timo. Youtube está lleno de videos que denuncian su mal funcionamiento. Se supone que te pesa y te da tu porcentaje de grasa corporal. Pues bien, a mi marido siempre se lo dice, pero a mí me dice el peso y después me dice BF? (es decir body fat interrogación, y yo pienso para mis adentros WTF?). Eso es, yo no tengo grasa corporal para esta báscula, estoy lista para ir a una competición de alterofilia o algo. Una vez, una sola vez, me dijo que tenía un 10,8% de grasa corporal. Me quedé patidifusa y lo busqué en google: parece ser que lo saludable en una mujer de mi edad es de entre un 20 y un 30%, y sinceramente, yo delgada no estoy. Así que encima de dio un valor incorrecto.

Recapitulando ¿creo que fueron una buena compra? no, gastamos quizá demasiado dinero en objetos que no realizan la función prometida, o que son incómodos de usar. El dinero (en total 400 euros, que se dice pronto) habría estado mejor invertido en irnos de fin de semana, comer fuera o ahorradito en el banco. ¿Los volvería a comprar? pues no, para tener un cuentapasos, que es la función que más me gusta, me pillo uno mucho más básico, y que no sea de pulsera, y a correr. ¿Creo que son útiles para el ciclista urbano? Pues no, porque con otras aplicaciones tipo Strada, Endomondo y similares (por ejemplo la que incluye el Iphone) creo que quedan cubiertas todas o varias de sus funciones, y más, por ejemplo la posibilidad de ver tus rutas sobre plano.

Y hasta aquí mi demoledora opinión sobre la pulsera Fitbit, y de rebote sobre la báscula. Quizá haya gente que no esté de acuerdo conmigo, y a ellos les funcione genial y les cuadren todas sus posibles aplicaciones. Siento haber sido tan sincera, pero pasado el enamoramiento inicial que hace que no veas todos los defectos, el uso cotidiano a lo largo de muchos meses han dejado al descubierto la cruda realidad: un cacharro más, innecesario y que no funciona como debe. Recordaré esta compra como ejemplo de lo que el consumismo desaforado me influye en mi vida diaria, para ocasiones en las que necesite pensarme las cosas y contenerme un poco.

¿Vosotros usáis algún aparato de estos? ¿Aplicaciones? ¿Estáis contentos?
Gracias por leerme, y hasta pronto!!

jueves, 12 de mayo de 2016

Lectura ciclista: "Damas en bicicleta" de la señorita Erskine

Hola ciclistas!! Hoy os traigo una propuesta de lectura muy interesante, un manual de ciclismo escrito a finales del siglo XIX por una mujer apasionada por esta forma de desplazarse y practicar deporte. "Damas en bicicleta", en idioma original "Ladies cycling", está subtitulado "Como vestir y normas de comportamiento", pero es mucho más. Algunos lo veríais hace semanas en mi cuenta de twitter. Cuando me lo compré estaba entusiasmada y prometí reseña en el post cuando me lo leyese. Pues bien, este fin de semana tuve tiempo para dedicarle a esta breve pero edificante lectura. Este librito de 1897 recoge una buena introducción al ciclismo urbano en una década en la que hubo un auténtico boom, especialmente entre las mujeres. Como muy bien narra la introducción de los editores, y citando a Susan B. Anthony, "el uso de la bicicleta ha hecho más por la emancipación de la mujer que cualquier otra cosa en el mundo".



La verdad es que pese a su sabor añejo (la forma de expresarse de la autora es, por decirlo suavemente, tope victoriana), el libro está de plena actualidad. Yo me siento como si las ciclistas actuales fuéramos una reencarnación de la señorita Erskine. Me tomaria un té de las cinco con ella y me lo pasaría pipa, seguro. Me resulta enternecedor cuando compara el coste de una bicicleta con el de un pony, y expone las ventajas económicas de la primera. No hacemos nosotros lo mismo ahora al comparar el coste de una bici con el coste de un coche y todos sus gastos, o con el coste del transporte público? En cuestiones de indumentaria, la autora se revela como amante de la moda, pero ante todo, práctica. En eso también me he sentido muy identificada con ella. Es una defensora acérrima de los tejidos de lana, cosa que demuestra que lo suyo no era postureo, sino que hablaba la voz de la experiencia. Su dominio de marcas y tipos de neumáticos de la época, sus valoraciones de los diferentes fabricantes y modelos de bicis, tipos de frenos y faros delanteros, es una delicia. Atención amantes de la bici clásica, que aquí hay miga! Y como mujer precavida, concede una gran importancia tanto a los frenos como al uso del timbre. También controla de mecánica, en eso debo decir que no he salido a ella.

Cuando lleguéis a la parte en la que hace una encendida defensa del derecho de los ciclistas a circular por el centro de la calzada de sus ciudades, en vez de por ridículos y peligrosos arcenes, os emocionaréis. Y sus consejos para practicar el cicloturismo (por ejemplo, como enfrentarse a tramos de escalada) son bastante graciosos.

Se trata de una lectura muy curiosa, pero también muy gratificante. Te deja la sensación de que el ciclismo urbano tiene historia, tiene trasfondo. Señores, estábamos ahí antes de que los sucios coches llegaran a las ciudades, esto se trata de recuperar nuestro territorio. El librito se lee en unas pocas horas o en un fin de semana, según el tiempo que se le dedique. Yo tengo la edición de la editorial Impedimenta, que compré en una librería muy chula, Los Editores, en la calle Gurtubay. Pero estoy segura de que al ser una obra ya con ciertos años a sus espaldas (pese a que ha envejecido bien) habrá algún ejemplar disponible en el dominio público, tanto en español como en su inglés original. Bueno, pues os invito a leerla, a regalarla, a recomendarla... estamos ante una buena muestra de nuestros orígenes, sin duda.

Espero que os haya gustado esta propuesta de lectura! Hasta dentro de dos semanas!

jueves, 28 de abril de 2016

Usando gafas con lentes fotocromáticas en bici

Hola amigos! Este post es para gafotas, entre los que me incluyo. La gente que usa gafas y va en bicicleta es una especie aparte de ciclista. Tiene suerte, porque le entran menos cuerpos extraños en los ojos, le molesta menos el viento, se le mete menos agua de lluvia directamente en el ojo (vemos a través de una lente salpicada de gotitas, pero vemos), etc. Esto como ventajas. Como inconvenientes: si no usamos gafas de sol, la lente puede darnos reflejo en la piel y quemarnos más fácilmente la delicada piel del contorno de ojos, se nos escurren con el sudor y si son oscuras y/o de pasta dan mucho calor en verano. Además, nos gastamos una pasta en gafas de sol graduadas. En mi caso además no puedo usar lentillas de ningún tipo, así que como miope con un 2,75 en cada ojo, dependo de las gafas todo el día.

Hasta ahora, cuando empezaba la temporada de sol, me llevaba mis gafas de sol graduadas al trabajo y me las ponía al salir hacia casa por la tarde, porque hay varios puntos del recorrido, en dirección norte-sur, en los que me molestaba la luz, y enseguida me pongo a guiñar los ojos como un hurón o un vaquero en un duelo bajo el sol. De hecho soy capaz de ir en bici guiñando un sólo ojo, mientras que al otro me tape el sol mi propia nariz... En fin. Mis gafas de sol graduadas son bastante molestas, ya que son un modelo muy barato, de pasta negra, se calientan muchísimo con el sol directo y dan mucho calor en la cara. Como punto a favor, recubren muy bien y no me entra ni un rayito por ningún sitio.

Este año quise hacer una inversión en mí misma (sabía que serían carillas) e informarme sobre los cristales esos que cambian de color y se oscurecen en condiciones de sol. Se trata de cristales que reaccionan a la luz ambiente, y por ello se llaman fotocromáticos. O como me gusta llamarlos, "cristales solysombra". Ya nuestras abuelas y madres han tenido estos cristales, pero en su caso se ponían amarillos o rositas y se les seguía viendo el ojo a través de la lente. Ahora las cosas están muy avanzadas, y resulta que hay cristales que se oscurecen un 80%, y hasta un 100%. Y con cobertura ultravioleta y todas esas cosas necesarias, y colores a elegir: gris, marrón... Fui a la óptica y me explicaron todo, elegí (más bien me eligieron, con mucho arte la verdad) una montura nueva y me las hice. Me recomendaron el color marrón para la lente, ya que favorece la agudeza visual de las personas miopes, por lo visto. Los cristales elegidos fueron unos Transitions (marca) Signature (producto), de las cuales puedes saber más aquí. Se oscurecen hasta un 80%, por lo que en condiciones de playa o nieve recomiendan usar otras con protección total. Las hay aún más avanzadas (y caras), pero ofrecen entre sus mejoras reaccionar mejor en el interior de un vehículo. Y como yo no tengo coche, no me interesaban para nada: cuando alquile un coche, ya me pondré las de sol normales.

Muchas gracias, Getty Images :-)

Bueno, la cuestión es que estrené mis gafas y me encantan. Al principio me veía rarísima con esta montura más estilo cat-eye (que pesados son los diseñadores de gafas, que cada año se lleva una cosa diferente) y algo retro, ya que son de carey por fuera y azules por dentro. Parezco la archivera de Gotham. Además, como ya no son cuadradas, me veía mucho las ojeras, y no me veía tan favorecida como con las otras. Cuestión de acostumbrarse. En el lado bueno de la montura, al ser más grandes, cubren mucho más los ojos cuando los cristales se oscurecen.

¿Y que tal funcionan los cristales "solysombra"? Pues os diré que son alucinantes. Cuando sales de casa sales con tus gafas normales, de cristal transparente, y te olvidas de que son especiales. Luego cuando vas en bici y te da un poco el sol de cara, o el sol relumbra en los edificios o algo, los cristales empiezan a oscurecerse. El nivel de oscurecimiento se adapta a las condiciones: puedes llevar el cristal algo tintado, o totalmente oscuro. Cuando entras en un interior sin luz natural, o vas por un exterior con sombra, la gafa se vuelve a poner transparente en unos dos o tres minutos. Esos dos o tres minutos pareces una señora mayor, pero la verdad, son una pasada y si montáis en bici con vuestras gafas de ver, y os molesta el sol, os las recomiendo. Se acabó el parar a un lado para sacar vuestras gafas de sol, se acabó salir de casa con las gafas de sol puestas que en el portal no ves un pimiento porque ya está bastante oscuro. Ideal para padres y madres gafotas que por las mañanas además de la bici manejan varios bultos y personitas, y no pueden estar cambiándose de gafas según si hace sol o sombra. La conducción en bici se hace más cómoda, disminuye la fatiga visual y guiñas menos los ojos ante la claridad.

Creo que hay más marcas de cristales fotocromáticos, y me consta que hay gafas especiales fotocromáticas para ciclismo, pero no estoy segura de que también se puedan graduar. Espero que con mi experiencia sepáis que podéis tener cristales fotocromáticos con vuestras propias gafas de ver y vuestra graduación, y que no es necesario llevar una montura deportiva para montar en bici por la ciudad. Podéis hacérselo a una montura normal y corriente, del estilo que más os guste, e integrarlo en vuestra vida cotidiana urbanita.

Vaya, que os las recomiendo!!

Espero que os haya gustado el post, hasta la próxima!!

jueves, 14 de abril de 2016

¿Qué hay en el bolso de una madre ciclista urbana?

Hola ciclistas!! Esta entrada es fruto del reto lanzado por el blog de Verena Gröbli, en plan "¿qué hay en tu bolso?". Me dispongo a satisfacer vuestra curiosidad, cuando me doy cuenta de que cuando voy en bici, mi bolso lleva muy pocas cosas. Esto se debe a que tengo una gran cesta frontal, en la que meto cosas, incluido el bolso. En cambio los viernes que no voy en bici llevo el bolso a estallar, de hecho, tengo que cambiar a uno mucho más grande. Vais a ver que lo que llevo a diario es todo muy minimalista.

Hoy iba ligera de carga, sí

Mi bolso pequeño y sencillo, de diario, es de piel violeta oscuro, de unos 30 cm de longuitud, y contiene:

- Mi cartera (de piel, modelo de caballero, que son más pequeñas). Llevo documentación mía, pero también documentación variada de mi hijo.
- Mis llaves (de casa, candado de bici, batería de bici).
- Mi tarjeta de fichar en el curro, con su cordoncito de colgar al cuello porque también sirve para identificarse si bajamos de las oficinas a las salas para cualquier cosa (trabajo en un museo),
- Mi teléfono (adivinad porqué no sale en la foto)
- Sección belleza: bálsamo labial y a veces también un pintalabios. Del resto (desodorante, secador, cepillo de dientes, y hasta zapatos de recambio) tengo un pequeño surtido en el despacho, como ya conté hace tiempo en este post.
- Sección farmacia: desde un paracetamol a una compresa, para por si esos días. Si estoy mal de la garganta no falta el típico caramelo antiséptico.
- A veces llevo una memoria usb.
- Bonus: algún juguete suelto puede caer por mi bolso. Porque lo quiere llevar al cole pero antes de entrar me lo tiene que devolver.

Además, en mi cesta diaria, todo ello metido en una bolsa de cesta negra con asas, para evitar que se vea desde fuera todo el batiburrillo, hay:

- Mi bolso.
- Mi comida, normalmente un tupper y una fruta (si, practico el bento-bike). A veces añado cosas como café o té para el trabajo (hay que reponer el office de vez en cuando), un bocadillo para media mañana o galletas para compartir con mis compañeras. A veces también me llevo una botella especial con un zumo hecho en casa la noche antes. Comer en el trabajo a veces es triste, así que intento esforzarme por llevar comida casera y sana.
- Llevo una luz intermitente, apagada. Por si acaso un día volviendo a casa la necesitase. Igualmente si alguna vez sospechaba que iba a volver tarde, me he metido el chaleco reflectante en la cesta de la bici, aunque luego no haya tenido que usarlo. Pero esto no es un habitual de diario.
- Puedo llevar libros, carpetas de documentos, cosas para leer que me he llevado a casa o al contrario...
- El gorro y/o la bufanda y/o los guantes de mi hijo. No puede entrar al cole con complementos porque los pierden. Una vez que le dejo en el cole, van a la cesta.
- Si ese día va a llover, puedo llevar en esta misma cesta una capa impermeable de botones para poner a mi hijo rápidamente de camino al cole, directamente sobre la sillita portabebés. Si llueve, se lo quito cuando entra al cole y va a la cesta.
- Su casco no va en la cesta, va en la sillita, amarrado con el cinturón.

Por supuesto, hay días que la cesta de mi bici lleva cosas mucho más interesantes, como plantas, tortillas de patata, manualidades, compritas, y cosas así. Pero no es lo habitual. Me encanta ver por Madrid gente que lleva cosas curiosísimas en bicicleta, desde cuadros, mudanza de libros, cartones de leche, o como lo que me han contado compis, de llevar una máquina de coser o un ordenador. ¡Si es que realmente yendo en bici puedes llevar casi de todo!

Entenderéis que los días que no voy en bici, los viernes, mi bolso va pidiendo clemencia, entre mi comida, cosas de abrigo del niño, más lo de piscina, la mochila de judo, etc. Me resulta muchísimo más cómodo y saludable llevar mis cosas en la cesta de la bici. ¡Lo tengo clarísimo!

Bueno espero que os haya gustado! Hasta dentro de dos semanas ciclistas!

jueves, 31 de marzo de 2016

¿Cómo usar el timbre de tu bici?

Hola ciclistas! Tras el parón de las vacaciones, volvemos a la carga, en esta ocasión para reflexionar sobre el uso que hacemos del timbre de nuestras bicicletas. En muchos países, como es el caso español, que tu bici tenga timbre es obligatorio. Recuérdalo al circular, ya que la policía puede llamarte la atención e incluso multarte. Cuando compres una bici sin timbre, que no todas lo llevan incluído, recuerda ponerle uno. Los tienes desde un euro, no te cuesta nada y aumentará tu seguridad a la hora de circular.

Imagen vía curiosite.es


Pero realmente, ¿para qué sirve el timbre de la bicicleta? ¿Es útil en todo momento y situación? ¿Debemos confiar en él nuestra seguridad? ¿Es siempre legítimo su uso? En el tiempo que llevo circulando por Madrid he ido acumulando algunas reflexiones sobre este necesario accesorio de la bici. Pero también he visto hacer mal uso de el.

Cuando NO debe usarse o no es útil el timbre:

- Para avisar a vehículos grandes de tu presencia en sus laterales o trasera. He visto a ciclistas utilizar el timbre para "dialogar" con autobuses, en plan "eh, estoy aquí, no me arrolles", mientras no respetaban ningún tipo de medida de seguridad o distancia respecto a los mismos. A ver, si el conductor no te ve por el retrovisor, no puedes confiar en que oiga tu débil timbre por su ventana cerrada y eso te salve de un "coletazo" lateral. Con los vehículos grandes, situáte a la distancia de seguridad recomendada, verifica sus intermitentes para ver hacia dónde se dirige (o si conoces el bus, mira su número de línea), hazte visible en los retrovisores, establece contacto visual con el conductor, sitúate siempre que puedas en su línea de visión, lateral o situándote delante, e indica tu intención de movimiento con el brazo o la mano. Los conductores de bus poco a poco se van acostumbrando a nosotros y agradecen las facilidades. Cuidado con furgonetas, camiones, hormigoneras, camiones de la basura, grúas, etc. Toma distancia y no te fíes de tu timbre.

- Para espantar peatones en los pasos de cebra y semáforos. Esto lo he visto también en Madrid. Cuando te aproximes a un paso de cebra, y haya peatones dispuestos a cruzar la calzada por la que tú circulas, no les timbres, ya que ellos tienen preferencia de paso. Eres tú el que debe detener la bici y cederles el paso, o disminuir la velocidad para pasar por detrás de ellos, lentamente. En los semáforos en rojo para tí, sólo faltaba que timbrases a los peatones que están cruzando para pasar tú. Y cuando tengas la luz en ámbar pero los peatones tengan el muñequito verde, recuerda que tienen prioridad de paso: no les timbres, que están en su derecho de cruzar.

- Jamás uses el timbre para hacerte oír en cedas el paso o cruces con poca visibilidad, esperando que los vehículos con prioridad de paso se detengan al oír tu débil timbre de bicicleta. Esto lo he visto hacer en muchas ocasiones, y la verdad, es simplemente jugarse la vida. Usa el freno y haz un ceda o un stop como está mandando, con confirmación visual.

- Por supuesto, usar el timbre cuando circulas en contrasentido por un carril bici de una sola dirección, es de bastante mala educación. Dicho queda. Ya que vas contradirección, ten la decencia de ser amable y apartarte un poco para que los que circulan bien no sufran molestias.

- Parecerá un obviedad, pero no tienes ningún derecho a usar el timbre circulando por la acera, para que los peatones se aparten a tu paso. Parece de risa pero a mí como peatona me han timbrado bicicletas por la acera. Con un par.

- Usar el timbre para protestar por cosas que te hayan hecho otros vehículos es ridículo. No eres un coche, de nada te vale pitar. Además, nadie te va a escuchar, más que los peatones. Desahoga tu cabreo con algún taco o "señales visuales" y en paz.

Cuándo SÍ es útil y necesario usar el timbre:

- Para avisar a algún compañero ciclista de tu intención de adelantarle en un paso estrecho. Esto evitará que en el momento en el que coincidáis en paralelo él haga alguna maniobra que pueda ocasionar choque o roce. También puede apartarse para dejarte más espacio. Ten la prudencia de no timbrar demasiado ya que podrías parecer agresivo. Un timbrecito es suficiente.

- Cuando vas a pasar un semáforo que tu tienes en verde pero por el que ya no están pasando coches, en caso de que veas a peatones con intenciones de cruzar en rojo. Muchos no te oyen, ya que no suenas como un coche, y no te ven, ya que están pensando en las musarañas o mirando su móvil. Timbra un poco para que te vean y no crucen en rojo cuando tú, un vehículo, te estás aproximando.

- Cuando vas circulando y ves a un peatón, que no te ha visto, con intenciones de cruzar por un lugar sin paso de cebra ni semáforo. Un timbre a tiempo te evitará un buen susto. Presta atención a peatones que puedan surgir para cruzar detrás de vehículos de gran altura estacionados, a estos de costará verlos aparecer.

- Puedes usar el timbre en cruces con poca visibilidad en parques y similares, en los que no haya señalización de tráfico alguna. Acompaña el uso del timbre con una disminución de la velocidad. El objetivo es no chocar con otra bici a gran velocidad. Pero no tomes el uso del timbre como la adquisión de un derecho de paso.

- Para saludar a un compi ciclista que está cerca pero no te ha visto :-) O a peatones amigos y familiares, que también pasa.

¿Se os ocurre algún uso más? ¿Algo que compartir?
Espero que os haya gustado! Nos vemos pronto, pero a partir de ahora cada dos semanas!

jueves, 10 de marzo de 2016

¿Bicicletas blancas en Madrid?

Ha ocurrido lo que parecía que nunca ocurriría en Madrid. Periódicamente nos enterábamos de que ocurría en otras ciudades, en otros países, en nuestras carreteras. Pero parecía que la ciudad de Madrid, o mejor dicho sus ciclistas, eran invulnerables, inmunes al tráfico, o que todo era bastante seguro y tranquilo, suficientemente pacificado, suficientemente confiable. Aún no teníamos bicicletas blancas, y quizá nunca las tengamos.

Via BikesDF en Pinterest

Desgraciadamente ha ocurrido, y los que vamos en bicicleta por Madrid nos llenamos de tristeza. Tanto como cuando escuchamos que ocurre en otra ciudad, en otro país, en una carretera cualquiera. Hace meses leí una noticia escalofriante, que nos llegaba desde Colombia. Una joven mujer ciclista moría atropellada por un autobús. Justo antes de ser mortalmente arrollada le dio tiempo a sacar a su hijito de la sillita portabebés, y lanzarlo lejos. Se me helaba la sangre en las venas sólo de pensarlo, pensar en esa madre, sentirme cerca suyo. En las últimas semanas todos hemos firmado la petición de Anna, que ha perdido a su marido en un horrible accidente en carretera, y el conductor causante ni siquiera será castigado. Ahora  es un compañero  madrileño que quizá se nos hace mucho más cercano, aunque igual de cercanos tenemos que sentir a todos los demás. Javier era un usuario más de BiciMad, el sistema público de alquiler de bicicletas eléctricas de Madrid. El conductor que le atropelló se dio miserablemente a la fuga.

Se le pueden dar muchas vueltas y seguramente es lo que muchos hacemos hoy. Pero desgraciadamente ya nada se puede hacer, salvo castigar al culpable si es que se le encuentra. Bueno, no, también se pueden mejorar muchas cosas en nuestra ciudad. Muchas actitudes, mucha educación de los conductores de todo tipo de vehículos, mucha infraestructura, que no tienen porqué ser carriles bici, sino que puede ser más iluminación, más seguridad. Como esas cámaras de la estación de alquiler que no funcionaban. No sirve de nada lamentarse, ni sirve buscar porqués. Quizá sólo sirve recordar a nuestro compañero, mandar todo nuestro cariño a esa familia, y pedir a nuestro Ayuntamiento que tome medidas que hagan de nuestra ciudad un modelo de convivencia viaria, de calidad del aire y de sostenibilidad. Una ciudad segura para ser vivida.


Vía eldeladahon.net



jueves, 3 de marzo de 2016

Ciclismo urbano: pros y contras de usar el casco

Hola amigos! Hoy me gustaría poner sobre la mesa el uso del casco ciclista en ciudad, porque sabemos que en carretera es obligatorio (y muy recomendable). Entre los ciclistas urbanos hay una gran división de opiniones sobre si se debe o no usar casco en vías urbanas. También hay una oposición bastante fuerte a que sea obligatorio por normativa. A mi me recuerda todo esto a cuando hace 30 años los motoristas no querían llevar casco, pero entiendo que las velocidades alcanzadas por cada tipo de vehículo no son asimilables, que en general es totalmente comprensible que la gente prefiere tener la libertad de decidir. Yo no quiero decir que sea mejor una cosa ni otra, ya que cada caso personal es un mundo. Sólo diré que yo siempre uso casco, incluso para salir a dar una vuelta por el parque y por supuesto cuando circulo por las calles de mi ciudad. Y le pongo casco a mi hijo, que a sus cuatro añitos ya va por el tercero :-)

Directo a la wishlist XD Vía el blog Ohmybike


Soy plenamente consciente de que el casco no me va a proteger de casi nada si un coche me arrolla o si tengo un accidente mínimamente grave. El casco protege la cabeza y su contenido hasta un cierto punto, pero no la médula espinal ni los órganos internos contenidos en el tórax y el abdomen de ser aplastados, ni protege mis venas y arterias de sufrir una sección fatal, o mis huesos largos de romperse. Creo que parte de la clave de ir en bicicleta por la ciudad de forma responsable está en ser consciente de la fragilidad del cuerpo humano y de la velocidad a la que circulan tanto nuestra bicicleta como el resto de vehículos, que por cierto pesan cientos de kilogramos y alcanzan velocidades muy respetables en poblado, pese a la prohibición de superar los 50 km/hora... En el caso de los ciclistas no hay ninguna estructura protegiendo nuestro cuerpo de salir despedido varios metros, o de ser aplastado. Incluso nuestra bici puede herirnos en un impacto. Creo firmemente que una conducción responsable y respetuosa de las normas, aumentar nuestra visibilidad y elegir de forma consciente nuestras rutas por ciudad hacen mucho más por nuestra seguridad que un casco. Y aún así lo sigo llevando cada día que cojo la bicicleta. 

En fin, aparte de esta reflexión no apta para hipocondríacos, y dejando de lado el debate sobre la obligatoriedad normativa, está claro que el casco tiene pros y contras muy obvios, que pueden inclinar la balanza hacia usarlo o pasar de el. Para que no se diga que soy demasiado partidista, he dejado los contras para el final XD. No, en serio, opino que hay una solución fácil para casi todos los "contras" :-)

PROS

- Te protege (un poco)
- Es un buen ejemplo para los niños, que aún no entienden todas las implicaciones de usarlo o no.
- En caso de colisión y accidente, tu seguro y el seguro del otro vehículo/peatón buscarán cualquier resquicio para culparte a tí, el temerario ciclista. Lo hemos visto en un montón de casos. Llevar todo lo exigido por la normativa (luces, catadióptricos) y más (casco, reflectantes, incluso chaleco) pueden ayudarte a ganar la batalla de las apariencias.
- Protege a tus hijos y familiares menores de edad de traumatismos leves y medios. A nadie le gusta ir corriendo a urgencias con un crío sangrando profusamente por una brecha (sin importancia) en la cabeza. Lo digo por experiencia. Además son hereditarios.
- Tener que cargar con el casco cuando aparcas la bici no es tan malo. Puede incluso dar lugar a alguna conversación interesante. Te define como ciclista ante los no ciclistas, más allá de unos zapatos o un reloj caro. Además, sabías que hay cascos plegables, ¿no?
- Te protege de los elementos: viento, radiación solar, frío, lluvia y nieve. Incluso del sol, el viento, el polen y los bichos en los ojos si eliges el casco adecuado. Los hay con visera, gafas incorporadas, orejeras, tejido impermeable... qué más quieres?
- El casco puede formar parte de tu estilo. Los hay realmente bonitos y puedes usarlos como un complemento más. Si amas los sombreros, te acaban gustando los cascos...
- El casco es el soporte ideal para otros accesorios: retrovisores especiales, luces intermitentes, reflectantes, o tu vídeocámara para grabar la gran ciudad. Se te ocurre un sitio mejor donde poner todo esto de forma realmente útil?

CONTRAS

- Es el enemigo del cabello recién lavado, o de cualquier tipo de peinado exigente. Te deja el cabello hecho un desastre, aplasta rizos, deja marcas raras...
- Te deja marcas en la frente, te puede arruinar el maquillaje o producir acné.
- Los cascos más accesibles son demasiado deportivos, mientras que los cascos más urbanos, con un estilo más neutro, suelen ser carísimos.
- Es un fastidio cargar con el casco a todas partes, como si no lleváramos suficientes cosas entre bolso, portátil, carpetas, bolsa de la comida... no necesito otro bulto más.
- Es un gasto absurdo comprar casco a los niños, se les queda pequeño continuamente y lo dejan nuevo.
- En general, llevar casco es un agobio, te hace sudar más en la cabeza y cuero cabelludo y le resta al montar en bici parte de esa sensación de libertad que tanto te gusta.

Se os ocurren más pros y contras? Cuáles son vuestros principales motivos para usar o no usar el casco en ciudad?

Espero que os haga gustado la entrada de hoy. Saludos!!



jueves, 25 de febrero de 2016

Bicicletas eléctricas plegables, una buena opción

Hola amigos! El otro día crucé alguna frase con otro padre ciclista del cole, que normalmente somos muy discretos y vamos cada uno a lo nuestro. Nos pusimos a comentar que en el cole ha sido la primera vez que hemos dejado nuestras bicis en la calle, aunque fuera unos  minutos. Una cosa llevó a la otra, y acabamos hablando de cómo es llevar a los niños, de cómo tiene fecha de caducidad. Le comenté que conocía de vista algún caso que la dejan en el cole por la noche, y que tras dejar a los niños, pillan la bici y se van. Los dos nos decíamos con la cara y el gesto que nos veíamos muy lejos de hacer eso con nuestras bicis, pero que igual la necesidad obligaría a tomar medidas creativas cuando nuestros peques fueran demasiado grandes para ir de paquetes.

La preciosa Velosolex

Y es que es todo un problema el rollo de que te crezcan, nunca mejor dicho, los enanos. Yo llevo dándole vueltas a mi "problema" varios meses. Qué haré? Tendré que renunciar a ir en bici al cole y al trabajo? Mi hijo va creciendo cada vez más, ya se acerca a los 19 kg (se supone que el tope de carga de la bici en el portabultos trasero está entre 22 y 25 kg) y la cinta de sujección de la sillita portabebés ya está estirada al máximo, para que le abroche, tiene que encorvarse un poquito. De hecho, este verano como muy tarde tendré que cambiar la sillita portabebés por otra silla o asiento de portabultos trasero más apropiada para sus medidas. Y a ver cuánto le dura...

Una opción obvia es que el niño vaya en su propia bici, pero mi hijo con su bici nueva, que la tiene desde hace una año, no se apaña demasiado bien. Aún no ha dejado los ruedines, por ejemplo. Se me hace raro imaginarme con el en bici a mi lado tan pequeño, a el le queda mucho camino por recorrer hasta llegar a eso.

Otra cosa que se me había ocurrido es ir al colegio caminando, con la bici en una mano y el niño en la otra. Para hacer eso, mi bicicleta de casi 23 kg más accesorios y carga en la cesta delantera, es muy poco manejable, lo reconozco. Me veo en la tesitura de cambiar de bicicleta, lo cual no me hace demasiada gracia: o llevar de la mano mi trek, que si no recuerdo mal son 13 kg (nota mental: pero tú te atreves a ir sin electrificar por Madrid? tu fondo no te lo permite, di hola a la cruda realidad), o bien apostar por otra bici eléctrica que sea más ligera y manejable.

Soy un mar de dudas, y entre tanto, ya son varias las ocasiones en las que me he puesto a buscar modelos de bicis eléctricas plegables. Las opciones son bastante amplias la verdad, desde modelos sencillos de decathlón, a auténticas maravillas de precio bastante elevado. Me pongo a fantasear sobre si sería posible pillarme una bici eléctrica plegable con la que poder subir al autobús, de manera que llevase al cole a mi hijo en bus, y al dejarle en el cole pudiera desplegar la bici y ponerme en marcha. Sigo fantaseando, claro, si los autobuses madrileños tuvieran portabicis, no tendría problema, colocaría mi bici actual en el bus, subiría con mi hijo, al llegar pillas la bici, dejas al niño en el cole, y a correr. Pero claro, es que en Madrid los autobuses urbanos aún no tienen portabicis. Así que tengo que volver a pensar en la eléctrica plegable.

Cuando ves vídeos de bicis plegables, sean o no eléctricas, te preguntas si realmente todas las plegables aguantarían ese trote de plegado y desplegado varias veces al día. No será contraproducente? no será un fastidio total, con tu hijo (y su mochila de varios kilos) al lado esperando? Sigo teniendo mis dudas. En cualquier caso, como bici eléctrica más ligera (las he visto de hasta 18 kg, pero muchos modelos no ofrecen ese dato...) y compacta, sí que sería más manejable para llevar de la mano por la acera...

Como duda final, me fastidia mucho que teniendo una bici eléctrica en la que hice una inversión considerable y con la que estoy razonablemente feliz, tengamos ahora que hacer otro desembolso y subir de dos bicis, a tres. Me parece de locura.

Seguiremos informando. Mientras tanto, os comento que en los modelos de eléctricas plegables que estoy mirando, veo esencial el tema de la homologación y que no pasen de los 25 km/hora, que lleven las luces reglamentarias delantera y trasera, y que ofrezcan la posibilidad de un portabultos o cesta. Deseable que me dejasen subir al bus con ella plegada. Innecesarios detalles como el acelerador (estamos locos?) o el cuentakilómetros. La verdad es que hay algunas bastante chulas, pero se trata de ser realista y que se adapten a mi realidad.

Algunas de mis favoritas son la city surfer de Torrot o la Quipplan, sin olvidar la Dahon ikon, que tampoco está nada mal....

Qué opinaís? Algún consejo?
Hasta la semana que viene!!