jueves, 9 de abril de 2015

El regreso a la bicicleta, el regreso a la vida!


Hola a todos! Hace ya unos días que terminó mi gran reto de las oposiciones, con resultados favorables he de decir :-) Han sido unos meses muy duros psicológicamente hablando, básicamente, se trata de obligarte a ti mismo a renunciar a muchísimas cosas y a realizar un sacrificio que va más allá de lo que habías imaginado en un principio. Pero es que opositar siendo madre, esposa y trabajadora se las trae, eso sí era nuevo. Incluso después de aprobar, al cerebro le cuesta entender que ha vuelto a la vida cotidiana, que ya podemos leer, vaguear, cocinar durante horas, acostarnos y levantarnos tarde, que no debemos sentirnos culpables por mirar las pelusas del texto diez minutos (es decir, por no hacer NADA) y que la vida es de nuevo maravillosa y llena de oportunidades para disfrutarla.

Y pensaréis... ¿qué ha pasado con la bici todos estos meses? Pues al principio me venía genial para desplazarme y contrarrestar el sobreesfuerzo mental. Pero allá por septiembre, cuando le di un descansito a este blog y comenzó lo fuerte, mis hábitos cotidianos empezaron a cambiar. Durante todo el otoño me cogí varias semanas salteadas de días sin sueldo y días de vacaciones acumulados a base de apretarme el cinturón de las vacaciones todo el año. Se trataba de estudiar como una condenada, literalmente. Había que llevar al niño al cole y después ir a la biblioteca, y no me apetecía dejar mi bici aparcada tantas horas "en el exterior", algo a lo que no estoy muy acostumbrada. Así que empezamos a ir al colegio en autobús todas las mañanas, y después me bajaba a casa andando para charlas con algunos papás y mamás del cole, mi momento diario de "hablar con otros adultos y no volverte demasiado loca si puede ser". Cuando tocaba semana de ir a trabajar, pues volvía a coger la bicicleta :-)

En diciembre, ya por fin nos pusieron fecha al primer examen, para enero. Ahí ya gasté todas mis vacaciones restantes y me pasé mes y medio a lo bruto non-stop. Mi hijo no tenía cole en navidades casi tres semanas, así que iba de casa a la biblio, a mediodía comía con la familia y al ratito me volvía a la biblio a seguir estudiando. Y así siete dias a la semana... Todo un poco deprimente, pero era necesario el esfuerzo. Estas cosas, o las haces a tope, o no las haces. A veces, sobre todo el fin de semana, me iba en la bici en su modo "descafeinado": sin batería, y sin cesta delantera para evitar tentaciones a los cacos. Tenía fichada una zonita de asientos en las salas de estudio-lectura de la biblioteca desde las cuales veía el poste donde candaba la bici. No quería quitarle el ojo de encima!!! La cogía siempre que podía, y también intentaba darme una vuelta con el niño de vez en cuando, por el Retiro.

De enero a mediados de marzo los cuatro exámenes y sus correspondientes lecturas públicas se fueron sucediendo rápidamente, y afortunadamente fui superando cada prueba. Desafortunadamente, con el tiempo tuve que buscar bibliotecas alternativas porque los exámenes del MIR saturaron la biblio del Retiro y me quedaba sin sitio!! Me convertí en experta en buscar bibliotecas y pasar allí e día. Ahí me tiré todo el tiempo en autobús y caminando, no tenía sitios seguros donde dejar mi bicicleta, no quería añadirme un punto más de nervios o preocupación. Comencé a forzar tanto la máquina que de repente empecé a caer enferma, con una mezcla de bajada de defensas, agotamiento, tensión nerviosa, etc. La cosa es que fueron cuatro antibióticos sucesivos y estar hecha un auténtico full precisamente mientras hacía los exámenes. Y el día que supe las notas del último examen, el bajón definitivo de defensas y la banderilla final: una inyección de penicilina, y 72 horas de reposo porque aunque ya había terminado todo lo malo, mi cerebro y mi estrés y tensión acumulada aún iban a mil por hora. Ni siquiera estaba contenta por haber aprobado, ni sensación de triunfo, ni euforia, ni nada. Sólo quería hacerme un ovillo y dormir mil horas seguidas.

Poco a poco, me he ido encontrando mejor, más fuerte y contenta. Me han hinchado a vitaminas y sobre todo a reposar y a calmar la mente. Finalmente he sido consciente de que la pesadilla ha terminado, y que todo vuelve a empezar. Esta semana pasada volví a coger la bici para ir a trabajar, aprovechando que en semana santa el tráfico es suave. El primer día que la cogimos (mi hijo y yo, al cole por la mañana antes de tomar rumbo al curro), yo estaba tan empanada que no me di cuenta de que la presión de las ruedas era un desastre. Y con dos en la bici, peor. Afortunadamente y sin pasar ni pizca de vergüenza pedimos ayuda a un simpático ciclista que estaba candando su bici, y super amable, nos echo una mano. Si por casualidad lees estas líneas, mil gracias :-))) Mi hijo flipó con la aventura, jajaja, al llegar al campamento de semana santa de su cole, se lo contó a tooooodo el mundo.

La sensación al volver a coger la bicicleta fue de una indescriptible felicidad, de pequeña y acumulativa inyección de endorfinas y autoestima. Esta semana me encuentro mucho mejor, con ganas de hacer cosas nuevas, apuntarme a yoga, cocinar, leer cosas chulas, ordenar la casa por todas partes, disfrutar de mi familia y amigos, de que vuelva a lucir el sol en todos los sentidos. Los meses que hay por delante serán de mucha sorpresas, ya que esto de la oposición ahora tiene muchos pasitos (cursito, prácticas, posibilidad de nuevo destino/museo...) quién sabe qué experiencias me esperan este año. Pero al menos el sufrimiento gordo ha terminado, y se que ha merecido la pena el esfuerzo. Y mi bicicleta ha sido un apoyo, lo se. A partir de ahora, el blog vuelve a la vida cada jueves!!!

Perdonad el rollo que he soltado, pero después de tantos meses de ausencia, quizá querías saber qué había pasado, el motivo y trasfondo vital del parón en el blog, y sobre todo, yo tenía la necesidad de contarlo y darle carpetazo!! :-)) Y también de dar las gracias a todos los que me han ayudado, apoyado o animado en algún momento. Esto no se puede hacer solo.


Nos vemos por estos lares, hasta pronto ciclistas!! :-))

3 comentarios:

  1. Yo llevo todo el invierno sin coger la bici, y mas después de que Marido tuviera su accidente y todo este tema de la rodilla. Ahora estamos en un nuevo piso, nuevo barrio, nueva zona lo que supone nueva ruta para llegar al centro de la ciudad y no me apetece nada ir sola a explorar el mejor modo de llegar a la ciudad en bici, así que de momento me estoy moviendo en autobús.
    Pero la echo de menos, cada vez que bajo a tender mi ropa la veo ahí, aparcada y solitaria, creo que ya debe tener hasta habitantes propios del tiempo que lleva parada mi bici, espero no tardar demasiado en volver a usarla.

    Por cierto: Welcome back a la vida!!!!!!!!

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  2. Gracias por volver.

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