jueves, 17 de diciembre de 2015

No siempre es posible ir en bici

Hola amigos! El post de hoy es el último del año, pero aunque el título pueda insinuarlo, no es triste ni pesimista. Es la vida real. Es verdad que no siempre es posible ir en bici, y como ciclista que está en pleno subidón después de descubrir la bicicleta como medio de transporte urbano, antes o después tendrás que afrontarlo. Puedes ser el más fan, el que no le falla a ir al trabajo en bicicleta ni con lluvia, viento huracanado, nieve o sol abrasador. A ti te da igual el frío, el agua, quemarte hasta la línea trasera del pantalón. No sin tu bici, a todas partes, para todos los recados, para salir de marcha, para ir a comer a casa de tu madre.

Pero creéme, llegará el día en que algo cambie en tu ecuación vital. Puede ser una lesión más o menos grave que te obligue a mantener reposo durante meses, o un embarazo, o un cambio temporal de tu lugar de trabajo, o la llegada de la época polínica y tu descubrimiento de que en bici se traga mucho más polen del que pensabas y lo pasas fatal con la alergia.

He visto a padres dejar de coger la bici para ir al cole al tener un segundo hijo y tener que integrar un retoño más, y muy bebé, en la rutina mañanera. He visto ciclistas de pro romperse un pie, o una clavícula (un saludo a los aludidos) y sufrir durante meses su obligatoria baja sin bicicleta. He visto gente que cuando hace mucho frío o mucho calor decide dejar la bici en su casa y subirse al transporte público. ¿Porqué no?

Yo misma he sufrido muchos altibajos en el uso de la bici. El más sonado fueron las oposiciones, no me sentía tranquila dejando la bici atada fuera de ciertas bibliotecas, y me sentía físicamente exhausta. Echaba mucho de menos montar en bicicleta (en fin, hacer cualquier cosa que no fuera estudiar), pero tenía un objetivo y unas circunstancias especiales y había que priorizar y tomar decisiones. Pasé a usar la bicicleta de manera recreativa y para ir a la biblioteca los fines de semana, exclusivamente. Ahora, por ejemplo, muchos viernes renuncio a coger la bici: mi hijo está aprendiendo a nadar, le llevo los viernes, en los que también tiene judo, y me puede tanto trajín y tanta mochilita. Además, no me gusta aparcar la bici de cualquier manera tanto rato. Por esa misma razón, a veces si voy a un curso o a un congreso dejo la bicicleta en casa.

Los padres que de repente tienen un segundo vástago, a veces dejan de ir en bici al cole y al trabajo. He observado a alguno de lejos. Lo que hacen es llevar a los niños por la mañana mediante otros medios, y recogerles en bici del cole por la tarde, esta vez sin el bebé. O turnarse por las mañanas entre padre y madre para llevar el bebé a la guardería, de manera que al menos algún día uno de ellos puede coger la bicicleta y llevar a los mayores al cole. Otras personas no pueden coger la bicicleta a diario porque a veces tienen compromisos programados al salir del trabajo a los que la bicicleta no se adapta. Y ¿qué harías si de repente estuvieras embarazada? ¿Seguirías yendo en bici? ¿Hasta cuándo?

La vida no siempre te presenta todo en bandeja. Las circunstancias de tu vida cambiarán, y tendrás que adaptarte. En ocasiones la bicicleta quedará fuera de la ecuación, de manera parcial o temporal. No te estreses ni sufras, que ser ciclista no define quién eres, ni vas a dejar de ser menos ciclista o menos guay por no poder fichar todos los días al pedal. Y por supuesto, tira de ingenio, quizá la situación no sea tan negativa como te parece, y sí puedas ir en bici alguna vez o de alguna manera. Si no es así, seguro que hay algo positivo que puedas aprovechar. Relájate y disfruta del presente :-)

Que tengáis buena entrada y salida de año, ¡nos vemos en 2016!

1 comentario:

  1. Así es... Y por eso creo que aquellos que defendemos la bici como instrumento de un modelo de movilidad sostenible nunca debemos olvidar la apuesta y la importancia de las ciudades caminables (y accesibles), en primer lugar, y del transporte público.
    Particularmente no deseo bajarme nunca de la bici, pero lo he tenido que hacer por problemas de salud en alguna ocasión. Otras veces la distancia o la carga me ha hecho optar por el transporte público o el coche. Cuando la familia crece y es lamentable decirlo: ir en coche puede ser más interesante que ir en tren o en bus (por la acumulación del coste de los billetes). ¿A nadie se le ha ocurrido que habría que introducir billetes familiares en el transporte público con el fin de promover la movilidad sostenible?

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