jueves, 18 de mayo de 2017

Pequeño manual antipolución para ciclistas

¡Hola a todos! Hoy me gustaría hablar de cómo nos afecta la contaminación ambiental a los ciclistas urbanos. Vivir en la gran ciudad tiene muchas ventajas, pero también cosas asquerosas como las prisas, el estrés y el consecuente descenso en la calidad de vida de muchos ciudadanos, la contaminación acústica y ambiental, el sedentarismo y la falta de acceso a zonas verdes... en general, un estilo de vida demasiado rápido, procesado, estricto y en ocasiones deshumanizado. El habitante de las ciudades está fuertemente expuesto al estrés oxidativo, que sin meternos mucho en cosas científicas significa que nos deterioramos más rápidamente por una combinación de vida demasiado ajetreada y estar expuestos a contaminación ambiental. Sí, también la de las pantallas de todo tipo. Si eres oficinista clásico de ordenador y en tu tiempo libre estás todo el día pegado a dispositivos móviles, súmate 20 puntos en tu proceso de ir quedándote mustio. Y eso sin hablar de otros factores como el alcohol, las drogas o el tabaco.

No os cuento nada nuevo. Montando en bicicleta te quitas muchas de estas desventajas: haces ejercicio, controlas el estrés, en ciertas distancias y recorridos evitas atascos y ganas tiempo. Normalmente somos más proclives a pasar tiempo al aire libre, y tenemos menos tendencia a fumar.

Sin embargo, montar en bicicleta también nos expone más a los elementos, recibimos más insolación y más radiación UVB y UVA que otros ciudadanos (vale, sí, también sintetizamos más vitamina D XD), respiramos mucha guarrería de los tubos de escape de los vehículos a motor en momentos en los que estamos realizando ejercicio aeróbico, y sobre todo en estas fechas, tragamos polen como unos campeones. Que aunque no seas alérgico, llega un momento que la cantidad de polen depositada en ojos, fosas nasales, etc, puede llegar a afectar a cualquiera. En un post anterior, "El ciclista y la polución, ¿crónica de la impotencia?" estuvimos hablando de las mascarillas, que sin duda pueden ser un gran aliado de los ciclistas y que desgraciadamente cada vez se ven abocados a utilizar más ciudadanos de a pie con sensibilidad a la polución del aire que respiramos.

Además, hoy me gustaría hablar de otras estrategias sencillas para atenuar el estrés oxidativo de la vida en la ciudad:


Aquí, parte de mi arsenal...


- En primer lugar, la famosa "higiene de vida": hábitos saludables a todos los niveles, para que el cuerpo esté fuerte para resistir las duras condiciones a las que le sometemos: alimentación equilibrada rica en productos frescos, estando siempre presentes en esa selección las frutas y verduras crudas, y con poca cantidad de productos procesados, azúcares y grasas de mala calidad; ejercicio físico suave (eso ya lo hacemos); practicar el descanso y la reflexión de vez en cuando, sin hacer nada concreto o mediante la meditación, el mindfullness o lo que os parezca mejor; dormir las horas adecuadas y respetando unos horarios; hacernos los chequeos médicos preventivos que correspondan a nuestro grupo poblacional... en definitiva: cuidarnos y detenernos un poco a disfrutar de la vida. Y salir frecuentemente de la ciudad para cambiar el chip.

- Cubrir nuestra piel y/o utilizar protección solar. Ya he hablado de esto en anteriores posts, pero me gustaría actualizar la información para daros más pautas (luego ya os informáis más en profundidad): últimamente se está viendo que son preferibles los filtros físicos a los químicos, más dañinos porque penetran en la piel y organismo, y se está avanzando mucho en la formulación de protectores. Además, por influencia asiática, ya no sólo se indica el FPS con un número, también el PA con un determinado número de signos "+" (entre 1 y 3). Aquí os dejo un enlace de ejemplo. También hay gente en contra de usar protectores por motivos de salud, y que optan por tapar piel y controlar las exposiciones. Ahí lo dejo.

- Ante situaciones de oxidación excesiva podemos necesitar un aporte extra de antioxidantes, valga la redundancia. El más potente es la vitamina C, que podemos incorporar en forma de suplemento. A mi me gusta tomar una que viene con un extra de zinc, por el tema del sistema inmunitario ya que soy muy propensa a ponerme pachucha. (Se recomienda un máximo de 1 gramo diario de vitamina C, no os paséis, y consultad siempre a vuestro médico o farmacéutico). También podemos tomar alimentos específicos de gran poder antioxidante, como las bayas (un ejemplo: arándanos). Estos alimentos también pueden adquirirse en cápsulas, por ejemplo yo he tomado un tiempo un complemento a base de bayas de açai, que es como un súper arándano brasileño. Un buen ejemplo también es el té verde, que se puede consumir en infusión o en forma de polvo matcha.  Otro complemento que se está poniendo muy de moda es el magnesio en todas sus variantes, os invito a que leáis y os informéis sobre el asunto porque nos puede ayudar desde disminuir el cansancio y la fatiga, a llevar mejor nuestro ciclo menstrual, a envejecer en mejor forma.

- y por último, y ya con un propósito más estético y cosmético, quería comentar que también puedes aplicar la vitamina C en la piel, de manera tópica, en forma de crema o sérum que la incorpore en su fórmula. Es una muy buen opción para desintoxicar la piel y a la vez aportarle protección. Siempre de noche o acompañada de factor solar, ya que paradójicamente puede ser fotosensibilizante. Y por otra parte, contaros que desde hace bastantes años existen cosméticos que además de la protección solar bastante añaden a sus productos compuestos "anticontaminación ambiental". Es el caso de las cremas de la marca Clarins. Últimamente más marcas, como Garnier, se están sumando a esta tendencia, que como consumidor es bueno conocer y valorar si merece la pena. Y no olvidéis que los cosméticos, cuanto más naturales, mejor para vuestra piel y vuestra salud general. Y si hay que usar algo un poco químico, que sea la última capa.

Esto es todo por hoy, espero que algún consejo os sea de utilidad!! :-)))
saludos!!